Hemos pasado del todo a la nada; de la actividad más tremenda a la espera más desesperante; del gran pacto social y económico a que se produzcan los primeros los resultados para ver si se acertó. Desde que se marchó  Angela Merkel llegó la calma chicha, aunque nos marcó nuevos deberes: bajar sueldos.

Y debe ser que José Luis Rodríguez Zapatero nos está dando un respiro para no volver a la carga, hasta ver si terminamos de “digerir” que nos tenemos que jubilar más tarde. Todos estamos echando cuentas y esperando a que nos llegue la vida laboral para confirmar nuestras sospechas.

Y después llegará la nueva vuelta de tuerca. Es de suponer, al menos el presidente del Gobierno lo espera, que empresarios y sindicatos alcancen un acuerdo para reformar los convenios. Entonces también se deberá “retocar” hasta la estructura de los salarios y… ya veremos, porque a día de hoy CEOE y Cepyme alcanzaron un acuerdo con CC.OO. y UGT para que los salarios se acompasaran más que nunca a la situación económica. Y este acuerdo tiene una validez de tres años (hasta finales de 2012).

De momento, conocemos que los pensionistas –más de ocho millones de ciudadanos- han tenido congelación salarial, lo que tal y como va la inflación, subiendo como la espuma, se traducirá en pérdida de poder adquisitivo. Y también perderán poder de compra los más de dos millones de funcionarios, a quienes el Gobierno les ha bajado los salarios, recordándoles eso de que tienen un empleo fijo y no tienen que hacer cola ante las puertas del antiguo INEM.

En el sector del motor también se están ajustando las tuercas y con tal de mantener el puesto de trabajo se están aceptando “descansos” temporales forzosos y ampliación de jornada y turnos, según la producción de cada momento.

En el sector de la construcción,  mejor no pensarlo, porque más de 1,3 millones de sus trabajadores están cobrando el seguro de desempleo, y a medida que pasa el tiempo y no encuentran un puesto de trabajo, su “paga” sigue disminuyendo. Cuando ya no les quede nada, podrán pedir 400 euros mensuales y apuntarse a más cursos.

Otro de los sectores con más mano de obra, el de servicios, y en especial el de la hostelería y restauración, también tiene difícil mejorar salarios, más si se tiene en cuenta que sigue ajustando márgenes empresariales para atraer a más turistas.  Tal vez su esperanza esté en la “revuelta” del mundo árabe, que tal vez de rebote nos deje a turistas que tenían pensado ir a Egipto o Túnez…

En el resto de las actividades, como “reza” en la mayoría de los acuerdos interconfederales sobre la negociación colectiva de cada año, se tendrá en cuenta la situación de la economía española, y sobre todo, de la propia empresa.

Así las cosas, la canciller alemana vino a leernos la cartilla de lo que cobramos los españoles, pese a que los alemanes que cobran mucho más, tienen las tasas más bajas de paro de toda la UE. Tal vez todavía a nosotros nos vaya eso de ser competitivos porque nuestros salarios son bajos, como en China o Taiwán, y no sirva para nada que aquellos que no forman parte de esos más de 4,6 millones de parados trabajan 163 horas anuales más que el resto de la media europeo. Eso sí, una “tonelada” de horas de trabajo mal aprovechadas, si se tiene en cuenta que nuestra productividad es de las más bajas de la UE.

Y para que cunda el ejemplo de hacia dónde van a ir los salarios, otro botón de muestra a seguir por las altas esferas empresariales. El consejo de administración de Caja Madrid, finalmente, ha decidido que no va a repartir los bonus de 25 millones de euros a 10 de sus altos directivos. Ese sí que realmente es un ejemplo, ante los desmanes y diferencias salariales que existen entre los que deciden y aquellos a los que no les queda otra que acatar las decisiones. Claro que Caja Madrid ha tenido que recurrir a la ayuda del Estado. Pero también los españoles debemos agradecer esta decisión, porque en otros países pese a las ayudas estatales, a los altos ejecutivos bancarios no les han dolido prendas en recibir sus bonus correspondientes por lo bien que lo habían hecho para llevarnos a esta crisis.