El fotógrafo que pintaba jueves y domingos

27/06/2014

Miguel Ángel Valero. La Fundación Mapfre ofrece la primera gran exposición de Cartier-Bresson desde su muerte.

Bresson 3Se le conoce como el “ojo del siglo”, porque prácticamente nada se escapó a su cámara durante la pasada centuria. Pero Henri Cartier-Bresson es menos conocido por su obra pictórica, pese a que reconoce que “siempre he sentido pasión por la pintura, cuando era niño pintaba los jueves y los domingos, y el resto de los días soñaba con pintar”. Sus cuadros más antiguos conservados datan de 1924 y muestran una evidente influencia de Cézanne, pero luego se guió por la geometría y los principios del número áureo, y posteriormente por el surrealismo.

La Sala Recoletos de la Fundación Mapfre acoge hasta el 7 de septiembre la primera gran exposición retrospectiva que se realiza en Europa desde la muerte del artista: más de medio centenar de fotografías, dibujos, cuadros, películas y documentos que recogen siete décadas largas de trabajo.
Además de conocer al Cartier-Bresson dibujante, pintor o cineasta, la muestra del Centre Pompidou de París (con la participación de la Fondation Henri Cartier-Bresson) permite hacerse una idea de la riqueza y de la diversidad de su obra como fotógrafo. Más allá del famoso “instante decisivo” que le hizo tan popular, está su evolución desde la estética surrealista al estilo intimista, pasando por el fotorreportaje.
Bresson 4La exposición sigue un camino cronológico muy claro, con tres etapas: la primera (1926-35) está marcada por el surrealismo, y también por los viajes por el mundo. La segunda (1936-46), por el compromiso político. Y la tercera (1947-70), por la creación de la agencia Magnum y los fotorreportajes.

La obra de Cartier-Bresson más surrealista muestra objetos empaquetados, cuerpos deformes, un espíritu subersivo, el peso del subconsciente.

El surrealismo le lleva al compromiso político y al comunismo, que se agudizan con sus viajes a México y a Estados Unidos entre 1934 y 1935.
Precisamente en México surge la vocación de cineasta. Cartier-Bresson repetía que el cine le había “enseñado a ver”. Realiza en Estados Unidos su primer cortometraje. Y en 1936 ‘ficha’ por Jean Renoir, en un ‘matrimonio’ artístico que durará hasta la 2ª Guerra Mundial.

Comprender con los ojos

En febrero de 1947, Cartier-Bresson expone en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA). Y ese mismo año crea la agencia Magnum Photos con Capa, Seymour, Rodger y Vandivert. Se hacen los reyes del reportaje gráfico de gran calidad, basándose en “una combinación de reportaje, filosofía y análisis”, casi una antropología visual. “Yo comprendo con los ojos”, exclama Cartier-Bresson.
Con más de 70 años y considerando que Magnum se estaba desviando del espíritu fundacional, Cartier-Bresson va abandonando la fotografía de ‘encargo’. Su obra, fundamentalmente dibujo, a partir de ese momento opta por el intimismo.

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