Reforma fiscal para arriba, reforma fiscal para abajo. Genera ríos de tinta, y no es para menos, pero, ¿le ha quedado claro quién gana, quién pierde, y qué cambios son los más importantes en la nueva reforma fiscal? Por si acaso, se lo aclaramos, de la mano de los expertos de Optima. Tome buena nota.
– Si es de los que se creyó que la reforma iba a beneficiar a las rentas medias, desengáñese: “Los grandes ganadores con la reforma son las rentas más altas (de más de 200.000 €) y las más bajas (los que ganan menos de 12.000 €) que no pagarán nada, frente al 2,27% que pagaban en 2011. ¿Por qué la clase media es la más afectada, como siempre? Porque los trabajadores que ganan entre 20.000 € y 60.000 € suman algo más de 11 millones de contribuyentes y una mayor bajada de tipos medios podría tener más impacto en la recaudación que si se actúa sobre otro grupo de contribuyentes”, explican en Optima.
– La reforma limita la reducción por rendimientos del trabajo, reduce la desgravación por alquiler de vivienda, acota las ayudas fiscales a los planes de pensiones, suprime la deducción de 1.500 € de los dividendos y sobre todo, limita la exención de las indemnizaciones por despido improcedente. “Las plusvalías en principio más especulativas, las generadas a corto plazo (menos de un año) ya no tributarán al tipo del contribuyente (con frecuencia, el más alto) y se equiparan a la baja con las demás”, añaden.
– El ahorro también tiene su rincón en la reforma, según cantidades, tributará entre el 19% y el 23%, frente a los tipos actuales del 21% mínimo y el 27% máximo.
En resumidas cuentas, las líneas generales son: rentas más bajas y más altas, las que salen más beneficiadas. Los ingresos inferiores a 12.000 € no estarán sujetos a retención y la rebaja media para declarantes de menos de 18.000 € será del 31.06%. “En el tramo que incluye los sueldos que oscilan entre 35.200 y 60.000 euros, se encuentran los ciudadanos que tendrán que acarrear con la rebaja que recibirán las rentas más bajas”, señalan. Otros de los grandes sacrificados de la nueva legislación son los trabajadores con unos ingresos superiores a 60.000 euros, que tendrán que hacer frente al mismo tipo -un 47% en 2015 y un 45% en 2016- que una persona que cobre más de 150.000 euros. “La disminución fiscal es muy tenue, lo que realmente se está haciendo es revertir en su mayor parte el aumento que soportan los contribuyentes desde el 2011. Se trata de una reforma fiscal que a pesar de la rebaja de impuestos no bajará la presión fiscal que actualmente se sitúa entorno al 38%”, finalizan.
Así las cosas, eche cuentas, y si no le salen, vaya pensando en emigrar, o lo que aquí viene denominándose movilidad exterior.
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