La ley de telecomunicaciones del Gobierno de Peña Nieto ha cosechado su primer triunfo cuando todavía no ha sido publicada oficialmente. El objetivo básico de esta normativa es introducir más competencia en el creciente mercado de la telefonía, con lo que la primera ‘víctima’ tenía que ser el magnate Carlos Slim, que controla la operadora América Móvil. Este grupo, a través de Telex y Telcel, controla más del 50% de la telefonía fija y de la móvil, una situación que para el Ejecutivo mexicano tenía que cambiar.

Slim ha decidido su intención de desinvertir a través de la venta de activos y dejar de tener posiciones de dominio, si bien supedita las transacciones a que se puedan realizar en precios de mercado a un operador independiente y con capacidad tecnológica y financiera. Deberá ser una “verdadera opción para participar en este sector intensivo en capital y superar el obstáculo de la insuficiente inversión de nuestros competidores en México”, indicó la empresa.

El Instituto Federal de Telecomunicaciones deberá más adelante evaluar el programa de ventas que elabore América Móvil. América Móvil también renuncia a comprar el 51% de las acciones de Dish, una empresa de televisión de pago que compite con Televisa,  que controla el 70% de ese segmento.

La filial de grupo Telefónica en ese país, Telefónica México, cuenta con 20,8 millones de clientes y está presente en 93.000 poblaciones. Y es, según algunos analistas, una de las compañías que más pueden verse favorecidas por la nueva ley, que penalzia a Slim en telefonía y a Emilio Azcárraga, dueño de Televisa, en el área televisiva