Luxemburgo agrava la situación del Banco Espírito Santo

09/07/2014

Miguel Ángel Valero. El grupo portugués, el único de los grandes que evitó el rescate público en 2011, se encuentra en el momento más crítico de su historia.

Casi lo de menos es que las acciones del Banco Espírito Santo (BES) en Bolsa ya valgan menos de la mitad que hace apenas un mes, y arrastren a la Bolsa de Lisboa. El problema es que la situación del grupo financiero portugués, el mayor privado del país por volumen de activos y el único de los tres grandes que consiguió eludir el rescate público en 2011, se complica todavía más por la situación de Espírito Santo International, domiciliado en Luxemburgo y que posee el 25,1% del BES.

A finales de mayo, Espirito Santo Financial Group admitió «irregularidades materialmente relevantes» en las cuentas de ESI tras revisar las consolidadas entre el 30 de septiembre y el 31 de diciembre de 2013.
Algo que preocupa, y mucho, a inversores y a accionistas. Todos temen una intervención del Gobierno, cuya factura terminarán pagando al menos en parte los accionistas del BES. Y los analistas se preguntan si esa nacionalización, que pretende evitar un efecto dominó en la banca portuguesa, no terminará costándole dinero al Gobierno.
El grupo prepara un plan de reestructuración de la deuda de Espírito Santo International, que consiste en ampliar los plazos de vencimiento en vez de reducir el valor de la misma. También se especula con un canje separado de la deuda de la filial Rioforte. Lo que más cotiza en los corros de las especulaciones es el canje del 85% de la deuda por acciones, y el 15% se transforma a largo plazo.
La situación del BES, por mucho que el Banco de Portugal proclame que la entidad está “aislada adecuadamente”, hace que la prima de riesgo de Portugal esté subiendo.

Relevo en la presidencia

Esta situación lleva a Ricardo Salgado a dejar la presidencia del BES, tras 22 años en el cargo. El problema es que todavía no hay sucesor. Espírito Santo Financial Group, que tiene el 25% del capital del BES, propuso a Amílcar Morais, que parece que no convenció al Banco de Portugal, que tiene la obligación de certificar la «idoneidad» de los responsables de las entidades financieras que operan en el país.
Espírito Santo Financial Group dio marcha atrás y propuso el 5 de julio al economista Vítor Bento «después de la consulta previa con otros accionistas de referencia». Ahora falta que el consejo de administración lo apruebe, y no está previsto que se reúna hasta el 31 de julio.
Por si no hubiera motivos para la preocupación, la agencia de calificación crediticia Moodys ha recortado en tres peldaños la nota de solvencia de la deuda a largo plazo de Espirito Santo Financial Group, que pasa desde B2 a Caa2, lo que implica una calidad muy pobre. Y mantiene las notas del grupo en vigilancia para una posible rebaja.

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