¿Pensando en disfrutar de la vecina Francia estas vacaciones? Hemos seleccionado los barrios más divertidos para ir de fiesta y las playas más memorables si lo que prefieres es relajarte junto al mar. Te lo vamos a poner difícil…

Burdeos. Todos los jueves por la noche los estudiantes bordeleses llenan la plaza de la Victoire. Su geografía nocturna y festiva se extiende a lo largo de los muelles, en los viejos barrios de Saint-Michel, Saint-Paul y Saint-Pierre repletos de restaurantes, tascas, bodegas, pubs, cafés-bares de blues y de jazz. La escena rock se desarrolla en la orilla derecha, en la Rock School Barbey. Un “pero”: ¡a las 2 de la mañana todo cierra! Para un after, dirígete al mercado de Capucins. Por su parte, las discotecas están situadas en la zona de Mérignac o Baccalan. A finales de junio, alternan (año par/impar) las fiestas del Vino y del Río en los muelles. La ciudad se vuelve loca. ¡Cuatro días de bacanal, con medio millón de visitantes!

Marsella. En Marsella, el Cours Julien, la Plaine y la plaza Notre-Dame-du-Mont forman un triángulo ideal  para los noctámbulos. La velada puede comenzar en una de las amplias terrazas de los cafés de la plaza Notre-Dame-du-Mont, proseguir en un restaurante del Cours Julien donde están representadas todas las tendencias culinarias, continuar con música en un concierto, antes de concluir con una última copa. Un cóctel explosivo que animará a salir hasta los más hogareños. Las dos principales salas de concierto del barrio son el Espace Julien y el Poste à Galène.

Montpellier. De la plaza de la Comédie, donde destaca el teatro municipal, a la de la Canourgue, descubrirás, recorriendo estrechas callejuelas, el barrio peatonal de l’Écusson que debe su nombre a la forma de sus murallas. Un barrio que es conocido por sus agradables placitas perfectas para comer y sus animadas callecitas repletas de bares y cafés que viven al ritmo de una población estudiantil, muy numerosa en Montpellier y que lo ha convertido en su cuartel general.

París. El viejo barrio popular de Belleville pasaría casi desapercibido de día. Sin embargo, cuando cae la noche, la juventud más “in” de París acude a sus terrazas, para aprovechar los precios bajos de sus bares típicos, deleitar su paladar con platos asiáticos, escuchar conciertos de pop-rock o bailar los mix de los DJs. A dos estaciones de metro, Ménilmontant, otro barrio apreciado por los artistas y los sofisticados, ofrece otros tantos placeres nocturnos.

Toulouse. Latercera ciudad estudiantil de Francia se llena de animación cada noche en varios barrios bien surtidos de bares, bodegas y restaurantes de todo tipo. Pero es sin duda en el corazón del barrio de Saint-Pierre donde la diversión no para. Los lugares festivos de la Colombette, de la calle Gambetta o de los bulevares son otros lugares para ir de fiesta hasta tarde en la noche. Los bares míticos de la plaza Saint-Pierre son: Chez Tonton Pastis, Ô Maître; Le Saint des Seins; LaCouleur de la Culotte; Le Bar Basque.

¿Pero qué ocurre si en vez de diversión vas buscando relax y playas idílicas? Francia también te ofrece orillas inigualables a lo largo de toda su geografía.

Saint-Tropez. En la bahía de Pampelonne la jet acude a beber champagne con los pies en el agua. Esta bahía de arena fina con 27 playas, a lo largo de 5 km, fue un lugar estratégico durante el desembarco de 1944. Pero fue en 1955, con el rodaje de “Y Dios creó la mujer” de Roger Vadim, cuando se convirtió en centro de atención: Brigitte Bardot y todo el equipo tomaron como cantina el Club 55… BB se convirtió en una estrella internacional y Saint-Tropez en una leyenda: el éxito de Pampelonne no ha decaído nunca desde entonces.

Córcega. En Rondinara existe una ensenada perfecta cerrada por dos istmos cubiertos de monte. Entre ambos, un ribete de arena blanca y unas aguas cristalinas color turquesa poco profundas. En verano hay que añadir al cuadro unos cuantos yates y veleros y visitantes llenos de colorido en la arena o en el agua. La playa de Rondinara, situada a mitad de distancia de Porto-Vecchio y Bonifacio, es magnífica.

En la zona de los Pirineos Orientales y Atlánticos las playas de Anglet. La principal baza de esta localidad del País Vasco son sus 11 playas de arena fina a lo largo de cerca de 5 km. Al sur, las playas dejan su lugar a una costa más rocosa, célebre por la cueva de la Chambre d’Amour.

En la zona del Atlántico y La Mancha. La bahía de La Baule es considerada una de las más bellas del litoral atlántico. En el centro de su inmensa media luna de arena dorada, La Baule, mítica localidad costera, es el paraíso de los deportes náuticos y del descanso. En las dos extremidades de la bahía, Pornichet y Le Pouliguen no se quedan atrás. Ouistreham llamada la “Riva Bella”, en Calvados, posee los atributos típicos de las localidades balnearias: casino, talasoterapia y sobre todo una playa de arena, de 3 km de largo. Esta playa de la Costa de Nácar, muy poblada en verano y muy poética en invierno, también vio a las tropas aliadas desembarcar en junio de 1944.