El 50 cumpleaños de Antoine llega con un ataque al corazón en plena carrera, en la que participa un grupo de amigos tejido cuando estudiaban Empresariales y que comparten muchas aficiones (entre ellas el fútbol) y el tiempo de ocio. A partir de ahora, el protagonista de “Barbacoa de amigos” debería ser mucho más prudente con su vida, pero su dolencia cardiovascular saca a la luz fricciones entre todos los miembros del club.

Porque Antoine (un magistral Lambert Wilson) se ha pasado toda su vida cuidando su salud, su dieta, dedicándose con esmero a cuidar de su familia y de sus amigos, a trabajar en la empresa bajo la férula de su padre, y a ligar gracias al dibujo (y a utilizar fantasmagóricas dolencias para no continuar más allá de la primera noche). Y ahora quiere cambiar todo Y lo consigue: cambia su vida, pero también la de todos los que le rodean, y no siempre para bien.
Es la trama sobre la que gira la divertida y provocadora obra de Éric Lavaine. Una comedia del nuevo cine francés que no sólo hacen reír, sino que apoyado en diálogos inteligentes y en hábiles juegos de palabras, choques dialécticos de gran altura y situaciones entre irónicas y surrealistas, y sobre todo en el impresionante trabajo interpretativo de todos los actores, se hace un canto coral a la amistad.
“Barbacoa de amigos”, que triunfa desde su estreno en Francia, llega a las pantallas españolas el 25 de julio, de la mano de A Contracorriente Films.

Con la comida como escenario principal, porque la película comienza con una barbacoa y termina con un festín en un restaurante de postín pasando por una histriónica estancia en una casa de campo, la película de Lavaine muestra cómo la amistad vence todas las dificultades. Y lo hace con mucho humor. Pero del bueno. No hay una escena de mal gusto, sino todo lo contrario.

La película posiblemente no tenga más pretensiones que hacer disfrutar de las situaciones que rodean a un grupo de amigos. Desde luego, lo hace con frescura, con simpatía, con gracia. “Barbacoa de amigos” no es “Ocho apellidos vascos”. Es una comedia, sí, pero va más allá.
El gran acierto de Lavaine, que también participa en el guión, es mostrarnos una serie de personajes en situaciones cotidianas. Puede ser cualquiera de nosotros. Hasta el punto de que cada espectador tenderá a identificarse con alguno de los miembros del club de la barbacoa.
Todo un canto a la amistad desde el humor, la risa sana y las situaciones más estrambóticas. De verdad, no se pierdan “Barbacoa de amigos”. Harán unas risas y se lo pasarán muy bien con esta magnífica película.