The Church: El culto oculto

–Reaparece “Starfish”, uno de sus tesoros.

Llegará un día en que la historia haga justicia a la inmensa aportación al pop rock de los músicos australianos y en ese día un nombre, ahora olvidado, brillará con luz propia: The Church. Los pocos parroquianos que aún veneramos a la banda estamos de enhorabuena al haberse reeditado en vinilo su mayor éxito. Titulado “Starfish” puede  hacer más visible un culto oculto por la falta de memoria.

Sin ser su mejor álbum, -The Church poseen un rosario de discos sublimes-, contiene algunas de sus canciones más elaboradas y todas edificadas con las adecuadas dosis de comercialidad, calidad, fuerza y delicadeza como para construir un álbum que, a punto estuvo de darles la fama merecida. De hecho, canciones como “Under The Milky Way” se llegaron a escuchar en emisoras de radio y en alguna discoteca de postín de los años noventa.

Otros temas soberbios como “North, South, East and West”, “Blood Money”, “Reptile”  combinan melodías y auras que toman un volumen consistente, sólido. Y, por encima de todo, “Antenna” (ojo a la mandolina de David Lindley) y “Hotel Womb” esas oraciones cristalinas, recitadas con convicción y adornadas de coros emocionados, guitarras de frágil reverberación y atmósferas de himno. Son tesoros que merecen ser encontrados.

Sello: BMG. Precio: 18. Discografía seleccionada: “Blurred Crusade”, “Heyday”, “Priest: Aura”. Influidos por: Byrds, Bauhaus, Television. Influyen en: Auteurs, Woods, Planetas.

Doug Tuttle: El pop flotante

–Primer disco en solitario del líder de Mmoss

En los últimos años se ha producido un movimiento musical interesante que apuesta por renovar la psicodelia. Woods, Allah Las, Real State, Wooden Shijps o Kurt Vile, son intérpretes que han dado nueva dimensión al pop-rock ácido y flotante de San Francisco. Entre ellos debe citarse también a Doug Tuttle, líder de Mmoss, que edita en solitario su homónimo debut.

Destila savia onírica, nebulosa, de esa que te hace flotar y alejarte de la realidad para montar tu propio mundo (“Leave Your Body”) aunque sea solo por un tiempo. De todas formas, tampoco puedes ir muy lejos. Si la música te separa, las letras vuelven a traerte a la actualidad más inmediata. Te hablan de relaciones terminadas, deseos de que llegue el verano y ganas de no hacer lo que te obligan (“I Won´t Do”).

Hay ecos de Syd Barret y los Pink Floyd primigenios (“Forget The Days”) y también del Neil Young más herbívoro, florido y hippie (“Better Days”). Es inevitable para alguien que se ha alimentado de música desde pequeño. Pero lo fundamental es que ha sabido inocular a las canciones veneno propio.

Sello: Trouble Mind. Precio: 16.