Jibo, un robot familiar con habilidades sociales, arrasa en Indiegogo

18/07/2014

Marta Villalba. Desarrollado por una profesora del MIT, el ingenio reconoce a las personas, habla, lee y captura fotografías.

¿Recuerdas a EVA, la robot exploradora que enamoró a WALLE-e en la película de animación de Pixar? Pues a ella recuerda Jibo, un robot doméstico, hogareño, cual mascota pero con alma de ordenador. Blanquito, similar también a ET (el extraterrestre) pero de aluminio, plástico y vidrio. Una máquina simpática, comunicativa y sociable. Parece de ciencia ficción pero se materializará en un objeto comercial: sus creadores acaban de lanzar una campaña de financiación de crowdfunding en Indiegogo. En apenas tres días desde su lanzamiento en Indiegogo, ha superado los 500.000 dólares de recaudación, cinco veces más que su objetivo de 100.000 dólares. Las reservas, de 99 dólares, se agotaron ayer, solo dos días después de iniciarse (vale 499 dólares). Llegará a las tiendas a principios de 2016.

Jibo

La madre de Jibo, Cynthia Breazeal, trabaja de profesora en el prestigioso MIT (Instituto Tecnológico de Massachussets). El ingenio se presenta como el primer robot para toda la familia. «Amable, servicial e inteligente. Ve, oye, aprende y ayuda. Habla y relata», reza la web. Reconoce y distingue las caras de todos los de casa y se vuelve hacia ellos cuando habla. Lee mensajes, recordatorios y permite videollamadas. Se conecta al wifi, a los dispositivos de la casa (tabletas, consola, TV) y a los smartphones iOS o Android de cada miembro (y hasta con otros Jibos). Hace de fotógrafo (sabe cuándo estás posando para la foto) y cuentacuentos  y te recuerda cosas. Quiere ser útil y no desobedece sino todo lo contrario, le das una orden y al instante la ejecuta. Como robot de compañía, Jibo te da conversación y siempre tiene una sonrisa para sus dueños. Está programado para expresar estados emocionales.

El robot personal y social Jibo se basa en Linux, una plataforma abierta a cualquier desarrollador. Así que veremos muchas más funciones (aplicaciones) con el tiempo. Por ejemplo, controlar las luces, persianas y temperatura de la casa o hacer la compra en el supermercado on line. Se alimenta de la corriente eléctrica. Su batería le da una autonomía de 30 minutos. Cuenta con una pantalla táctil de alta definición, dos cámaras, dos altavoces, procesador de gama alta ARM, sensores, luces LED, bluetooth, wifi. De alto mide 28 centímetros. Pesa 2,7 kilos.

En Japón, los robots sociales o de compañía suelen estar orientados a la asistencia a personas mayores o discapacitadas. Unazuki Kabochan, de la empresa PIP, ya ha vendido más de 7.000 unidades desde su comercialización en 2011. En España, la mayor iniciativa de robótica asistencial, Robocity2030, ha unido a las universidades Carlos III, Alcalá, Rey Juan Carlos y UNED, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), los hospitales de Getafe y parapléjicos de Toledo y la Fundación CIEN (Centro Investigación Enfermedades Neurológicas).  Financiados por la Comunidad de Madrid, han desarrollado los prototipos Maggie y Asibot, capaces de asistir en tareas cotidianas como dar de comer, afeitarse, jugar a la pelota, cantar o bailar.

 

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