Comala: Abraham García a los fogones

23/07/2014

Carmela Díaz.

comalaintCon estos credenciales poco más cabría añadir. Abraham García (alma de Viridiana) es garantía de platos suculentos, fusiones sorprendentes, cocina sabrosa y comensales satisfechos. Tales premisas se cumplen en su nueva aventura gastronómica que cuenta con una clara influencia mexicana en la carta. ¿El nombre del nuevo restaurante? Comala.

Ubicado en plena plaza de la Lealtad, junto al hotel Ritz, el local consta de un espacio reducido con varias mesas (bajas y altas), cocina a la vista tras una cristalera y lo que constituye el auténtico tesoro del establecimiento: una magnífica terraza en un marco inigualable.

Los que vayan buscando las filigranas culinarias de Viridiana no las van a encontrar (tampoco sus precios). Pero el talento de Abraham se deja ver en numerosos bocados de la carta; además, los amantes de la cocina mexicana no saldrán defraudados. Un aviso para navegantes: tampoco hay comparación posible con Punto MX. Dicho esto, los platos están sabrosos, la cantidad servida va en su justa medida, los precios son aceptables y el entorno de los mejores de Madrid. Un plus adicional: la carta es extensa (sopas frías y calientes, ensaladas, bocados españoles, raciones, propuestas mexicanas…).

Algunas sugerencias que yo no me perdería si acudís a conocer el nuevo Comala, serían: la cremosidad de las croquetas de pollo y jamón es espectacular debido a su elaboración con leche de oveja latxa (aunque solo las sirven en raciones de diez, deberían plantearse la opción de medias raciones). Las patatas bravas al estilo chipotle también están riquísimas. Los seguidores del ceviche deben elegir el de gambones de Cádiz con papaya, aguacate y nopales (excelente y refrescante combinación de sabores). De entre la oferta de tacos me decantaría por los de arenques marinados y guacamole con mango; el pescado aporta un punto diferente, pero contundente y delicioso.

Tratándose de Abraham no podía dejar de probar la sartén de huevos con salsa de tomatillo verde y charales (soy una fanática desde tiempos inmemoriales de sus huevos de corral sobre mousse de hongos y trufa). Por supuesto no me decepcionaron. La fusión de los huevos con la salsa y el crujiente de los sustitutos de los chaquetes constituyen uno de los mejores platos, junto con el chile poblano relleno de carne de ibérico con orejones de melocotón, piñones, pasas y cabello de ángel con salsa de tomate. No os perdáis ninguno de los dos.

Un postre bien logrado son los fresones con mezcal, cremosos, suaves pero con el toque efervescente del licor. La carta de vinos no es muy extensa aunque correcta, pero donde me llevé una grata sorpresa fue con la cerveza. Sirven la checa Pilsner Urquell, una de las mejores marcas Premium del mercado y difícil de encontrar en la capital.

Resumiendo, sales a unos 35-40 euros por persona y disfrutas de los destellos de la gran cocina de Abraham en casi todos los platos; mientras, te recreas en una terraza ubicada en un entorno privilegiado de Madrid. Yo repetiré porque me quedé con ganas de probar otras interesantes propuestas de la carta, como por ejemplo, los tacos de ibéricos con pisto, el gazpacho con nopalitos, el tataki de ternera o el lomo de pez mantequilla.

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