Puesto que la economía no es una ciencia exacta, el presidente del Gobierno ha sostenido frente al jefe de la oposición que “se puede cambiar de criterio en función de las circunstancias”. En otras palabras vino a decir Zapatero que su política económica equivale al atuendo que nos ponemos según llueva o escampe, haga frío o calor. La economía es como el tiempo, “no permanece quieta”. Y los economistas fallan o aciertan en sus previsiones como los meteorólogos. Lo único que permanece estático es “algún líder político que no hace nada y carece de criterio”, añadió contra Rajoy.

Como si se tratara del eterno debate entre Parménides y Heráclito, un miércoles más, el dirigente del PP imputó al jefe del Ejecutivo una carencia absoluta de criterios económicos y unos “vaivenes” continuos en la política financiera, energética y social que han afectado a la “confianza”, factor básico para la recuperación, y, sobre todo, nos han llevado a una tasa de paro que dobla la media de la Unión Europea. Heráclito Zapatero respondió: todo fluye.

Rajoy le pidió que anule la decisión de clausurar la central nuclear de Santa María de Garoña y reconsidere las exigencias a las cajas de ahorros, muchas de las cuales acabarán siendo nacionalizadas con dinero del fondo de rescate si el Gobierno y el Banco de España no modifican sus criterios.

Pero Zapatero, “turris burris”, que diría Cela. Del átomo, ni una palabra. La decisión de cerrar Garoña no tiene vuelta atrás, salvo que gane el PP y la deje entre paréntesis. Por cierto que Emilio Olabarría, del PNV, elevó a Manuel Chaves la petición de que extienda las medidas paliativas del efecto del cierre a 13 municipios alaveses y no se quede sólo en los burgaleses de La Bureba, Las Merindades y el valle de Tobalina.

En cuanto a la modificación de los criterios sobre las cajas, Zapatero recordó que “pese a las dificultades, el sistema financiero a resistido bien, a diferencia de otros países europeos donde se han registrado quiebras y ayudas masivas” y esgrimió “para el debate entre nosotros” el informe sobre la flagrante imprevisión de la crisis financiera por parte del Fondo Monetario Internacional en la etapa en la que lo dirigía el popular Rodrigo Rato, actual presidente de Cajamadrid.

Al rifirrafe Rajoy-Zapatero siguió el que protagonizaron la portavoz popular Soraya Sáenz de Santamaría y el vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba. La primera esgrimió los expedientes de regulación de empleo en Andalucía, en los que, en contraste con las deudas de la administración autonómica a los autónomos y a la subida del IVA, han aparecido cargos socialistas lucrándose fraudulentamente de esos Eres.

Santamaría dijo a Rubalcaba que “mientras usted estaba en la convención de su partido, en la que no le dejaron hablar, yo me reuní con los autónomos en Cádiz y lo mínimo que decían es que de su Gobierno no esperan nada nuevo, y que ellos pagan religiosamente el IVA, aunque no cobren el trabajo, y que en Andalucía si eres socialista cobras la jubilación, aunque nunca hayas trabajado”. La Junta “tarda 300 días en pagar a los autónomos porque para ellos no hay fondos”, ya que “los reservan los amigos” del ex presidente Manuel Chaves “para los reptiles”, añadió Santamaría.

Rubalcaba se sintió acosado y tachó de “ruin” la comparación entre el fraude en los Eres y el sufrimiento de los autónomos. Después contraatacó con el caso Gürtel invitando a su contrincante a dividir los “cientos de millones presuntamente robados” por los tipos de la trama entre el “salario medio” para así saber cuántos empleos se podrían haber creado. “No lo quería hacer, pero usted hoy ya se ha pasado. No es que usted no se lo merezca, que se lo merece, pero no se lo merecen los parados, las clases medias y los autónomos. No me parece edificante que usemos el sufrimiento de la gente para lanzar basura de un lado a otro del Hemiciclo”, se justificó. Rubalcaba también se enfrentó un miércoles más al caso Faisán (el chivatazo a los etarras) deseando que la tregua de ETA sea esta vez “la definitiva”.