El problema es Alemania, no los países periféricos, según Boyer

17/02/2011

Salvador Arancibia. “El problema no son los países periféricos; el problema es Alemania”. Para Miguel Boyer, ex ministro de Economía, la existencia de un euro dominado por Alemania, que cada vez exporta más, está perjudicando la recuperación de la economía española que, en todo caso, saldrá de la crisis.

Miguel Boyer se muestra muy crítico con quienes califica de analistas superficiales que entienden que los trabajadores españoles son poco productivos y quieren que todas las economías de la Unión Europea se parezcan a Alemania. “Es imposible, y una idiotez, perseguir que haya 27 alemanias”, señala, “porque entonces desequilibraríamos al resto del mundo y no nos dejarían”.

Alemania ha pasado en los últimos años de que sus exportaciones al resto del mundo representaran el 24% de su PIB  a llegar al 46%; mientras tanto Francia apenas ha aumentado ese porcentaje en un 1% y España lo ha hecho en menos de cuatro puntos. Pero si se hacen los cálculos para el conjunto de la Unión Europea, Alemania ha pasado del 18,7% al 25%, mientras que Francia ha bajado de forma muy importante y España ha descendido en dos puntos.  Sería imposible que todos los países miembros de la Unión Europea vendieran más dentro de la Unión Europea.

Para Boyer “el euro conviene más a los alemanes que al resto de países miembros” porque le permite vender en el conjunto de la Unión Europea con mejores condiciones que el resto. Teniendo en cuenta, además, el importante peso que Alemania tiene dentro del Banco Central Europeo y de su política de tipos de interés y de tipo de cambio, no  es de extrañar que el ex ministro socialista plantee sus críticas en ese sentido.

Las recetas que Alemania quiere imponer para el conjunto de la Unión no le parecen acertadas a Boyer porque entiende que el modelo europeo, basado en altos salarios relativos y bajo nivel de empleo, no es el que necesita España porque ello generará un elevado paro estructural  que no podrá ser absorbido en bastante tiempo. Lo mismo que entiende que no es razonable el intento de que se reconozca por ley que hay que alcanzar de forma permanente el déficit cero. Hay países, señala, que necesitan seguir invirtiendo en infraestructuras, en educación, en seguridad y para eso ya está el objetivo de que el déficit no supere el 3% del PIB, salvo en momentos de especial gravedad. No obstante, el ex ministro se mostró partidario de que haya una misma base de los impuestos más parecida en toda la Unión, independientemente de que luego cada país aplique una presión fiscal distinta en función de sus necesidades.

Refiriéndose más concretamente a la situación futura de la economía española, Boyer se mostró optimista que en el medio plazo volverá a crecer de forma sostenida por encima del 2% y del 3%, recordando que es el sector servicios el que más aporta al PIB, el 67% en la actualidad, y que la construcción, ahora en horas muy bajas, volverá a tener un peso relativo que nunca será el de los momentos de auge.

“Cuando se iniciaban 700.000 viviendas anuales, a unos precios imposibles y que no se vendían pero tampoco se necesitaban”, dijo Boyer, la construcción representó el 9% el PIB. Cuando vuelva a la normalidad, con 300.000 viviendas anuales iniciadas, a precios que si se puedan adquirir, y con una obra civil que sea dos tercios de la que fue en el auge, la construcción supondrá un 4,5% del PIB. Ello supone, dijo, que de los 2.700.000 trabajadores que había en el sector solo dos millones tendrán empleo y que, por lo tanto, setecientas mil personas no tendrán empleo en el futuro.

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