Esta propuesta, si se concreta, competiría con la anunciada por Telefónica que ha ofrecido 6.700 millones de euros por GVT. A la complejidad de la operación dado que el grupo que preside César Alierta es aún el primer accionista de la italiana -si bien renunció a su presencia en el consejo de Telecom Italia precisamente por eludir problemas de competencia en Brasil, se une las dificultades financieras de la operadora transalpina. Esta empresa cuenta con una deuda superior a los 27.000 millones de euros y se enfrenta a la reducción de su rating por las principales agencia de calificación, por lo que no tiene capacidad para realizar en solitario la adqusición.

Estas circunstancias hacen que los analistas de los mercados estimen que la transacción se perfila a través de intercambio de acciones que podrían suponer que Vivendi se convierta en el primer accionista de la italiana. Y además que sumen fuerzas en Brasil: TIM más GVT, que entre los principales activos con los que cuenta está la banda ancha, siempre que consigan la autorización de los organismos de defensa de la competencia de ese país suramericano. Las posibilidades que se plantean son diversas, pero todas apuntan a que las relaciones con la multinacional española a atraviesan una nueva crisis que puede ser la definitiva.

En medios de este sector tan globalizado se especula sobre quién realmente inició la batalla por GVT. Si bien por calendario aparece Telefónica, el consejero delegado de Telecom Italia, Marco Patuano, ya habría expresado el interés de su compañía en la operadora brasileña. Mientras, Alierta está intentando evitar una alianza entre Vivendi y Telecom Italia en Suramérica,