El ‘traspaso’ de los activos de latinoamericanos de Endesa a Enel ha sido toda una afrenta del grupo italiano al Gobierno español. Por más que se sabía que, especialmente en los tres últimos años, el interés de la multinacional transalpina se centraba en Enersis, la filial de Endesa en ese área del mundo, la operación supone un eslabón más en sus malas relaciones con el Ministerio de Industria y con los responsables de la política energértica.

El secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, manifestó en sede parlamentaria que se trataba de una «empresa extranjera» con lo que sus intereses tal vez no eran los mismos que los del conjunto del sistema eléctrico español.

Ahora, una vez cerrada con éxito la estratégica centralización en Enersis de todos los activos de Endesa en América Latina, se han cumplido una de las peores escenarios, quizá el más temido, Enel Energy Europe se queda con la parte más atractiva del grupo español, que se reducirá casi a la mitad, a cambio de crecer en «España y Portugal».

Una promesa realizada a al titular del departamento, José Manuel Soria, que choca con las declaraciones del alto staff de la compañía que, al igual que los directivos de otras empresas del sector, ha manifestado que, tanto por el exceso de capacidad productiva como por la normativa energética, las inversiones en España quedaban totalmente congeladas.

Si bien la decisión de la alemana E.On -grupo con el compitió para hacerse con el control de Endesa- de abandonar España se perfila como una oportunidad para crecer a través de un a adquisición y ganar mercado para el grupo español (la antigua Electra de Viesgo). Quedan muchos pasos antes para cerrar estas transacciones, entre ellos los relacionados con las valoraciones -y más dado que Enel aumentará las acciones de Endesa en Bolsa- pero previsiblemente todo puede quedar cerrado antes de fin de año.

Sin embargo el camino no está despejado para el grupo que dirige Francesco Starece: otros candidatos están interesados en los citados activos, que se han cifrado en 3.000 millones de euros, desde la portuguesa EDP a fondos como KKR, Blackstone y JPMorgan, así como el empresario Juan Miguel Villar Mir.