Alea jacta est. Los más de cuatro millones de escoceses decidirán este jueves sobre su independencia. La cita ante las urnas atraerá una participación histórica, que se prevé del 80%, a la vista del volumen récord de 4,28 millones de electores que se han registrado, el 97% de los ciudadanos mayores de 16 años que tenían derecho a tomar parte en la votación.
Un total de 2.608 colegios electorales con 5.579 mesas abrirán a las 7.00 (una hora más en horario peninsular español) y permanecerán habilitados hasta las 22.00 horas. Las autoridades locales serán las responsables del operativo y, además, miles de voluntarios de los dos bandos supervisarán una convocatoria para la que las fuerzas de seguridad han preparado un dispositivo especial para garantizar la normalidad de la jornada.
Una vez completada, los votos serán trasladados a los 32 centros regionales habilitados, un proceso que, debido a la difícil orografía de Escocia y a la dispersión poblacional, obligará al empleo de medios de transporte como el helicóptero y el barco. En algunos casos, serán los propios votantes quienes deberán tomar un ‘ferry’ para llegar a los colegios, como acontece con los de las islas Orkney.
De hecho, las especiales necesidades del terreno escocés tendrán mucho que ver en la hora a la que se conocerá el resultado, ya que podrían producirse retrasos si las condiciones meteorológicas afectan al transporte de las urnas en las áreas más remotas.
Noche electoral
Una vez cerrados los colegios, no se conocerá ningún dato por un espacio mínimo de tres horas, a partir de las cuales el goteo de resultados comenzará a medida que uno de los bandos llegue al 50%. Desde las 32 circunscripciones regionales se informará primero a la unidad central de operaciones, el Royal Highland Centre, en Ingliston, cerca de Edimburgo, donde se encargarán de verificar el escrutinio y autorizar su publicación.
Los resultados más esperados, los de las grandes ciudades, como la capital o Glasgow, no se sabrán hasta en torno a las 5.00 horas del viernes, para cuando el veredicto final comenzará a tomar forma.
La opción de la independencia se juega mucho en Glasgow, mientras que el ‘no’ deberá recabar un buen saldo en los tradicionales bastiones laboristas, puesto que fue el acercamiento de estos votantes a la propuesta del Partido Nacional Escocés (SNP) quienes impulsaron al ‘sí’ en las encuestas.
Victoria para uno
Una vez completado el recuento en los 32 distritos, la funcionaria jefe del recuento, Mary Pitcaithly, será la encargada de dar a conocer la decisión definitiva de las urnas, que significará la victoria para uno de los bandos.
Ambos se han comprometido a respetar el resultado y, de hecho, el Acuerdo de Edimburgo que autorizó el referéndum incluye una disposición especial, la Cláusula 30, para garantizar que los dos contendientes lo aceptan y trabajan por los intereses de Escocia y del resto de Reino Unido.
La última jornada de campaña
En la última jornada de campaña sobre referéndum sobre la independencia de Escocia se ha centrado en la necesidad de convencer a los indecisos y ambos bandos han apostado por invocar un futuro de prosperidad económica y de protección de la identidad nacional en el que no sólo Yes Scotland (Sí Escocia) promete «cambio real», ya que el frente a favor de la unión garantiza uno «mejor, más rápido y más seguro».
A menos de 24 horas de que comience una votación en la que 4,28 millones de personas sentenciarán el porvenir de Reino Unido, las encuestas revelan que un 8% todavía no se ha decantado entre la opción de la separación total del modelo vigente desde 1707, o la de permitir un aumento «sin precedentes» del techo de autogobierno que Better Together (Mejor Juntos) ha avanzado si el ‘no’ vence este jueves.
Descontando este sector que tendrá la llave del plebiscito, los sondeos mantienen al rechazo a la ruptura ligeramente por encima de la tendencia de los últimos días, de apenas un punto. El estudio de Opinium para el diario ‘Daily Telegraph’, de ICM para el ‘Scotsman’ y de Survation para el ‘Daily Mail’ ponen al ‘no’ con el 52%, frente al 48% que se llevaría la papeleta de la segregación.
En este escenario, los dos bandos prevén apurar las últimas horas para convencer de que su propuesta es la más conveniente tanto para el bolsillo del ciudadano y las arcas estatales que se encargarán de darle protección, como para las aspiraciones soberanistas de Escocia.
Agenda independentista
El líder del Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en inglés), Alex Salmond, aspira a mostrar una vez más que su apuesta por la independencia no responde exclusivamente a las ambiciones relacionadas con la identidad, sino que es la fórmula que más conviene para la economía. Como prueba, su primer acto del día, una visita a una firma de ingeniería para debatir las perspectivas en materia de empleo.
Además, en línea con su estrategia de reivindicar el futuro de prosperidad que supone la autogestión integral, en la previa del referéndum el ministro principal también ha remitido una carta a los votantes para instarlos a diferenciar entre los argumentos políticos de los últimos dos años, los transcurridos desde la firma del decreto del referéndum, y confiar en sí mismos cuando mañana tengan por fin que decidir.
Su retórica invoca a los rasgos identificativos que comparten los escoceses ante una cita histórica: «Las campañas han tenido su momento. Lo que queda somos nosotros, la gente que vive y trabaja aquí. Los únicos con un voto». Con un marcado tono emotivo, Salmond describe el 18 de septiembre como «unas maravillosas horas en las que la gente que importa tiene la soberanía, el poder y la autoridad en sus manos».
Campaña pro-unión
La campaña de Better Together, por su parte, ha preparado una marcha bajo el lema ‘Ama Escocia, Vota no’ en la ciudad de Glasgow que estará encabezada por su líder, el ex titular del Tesoro laborista Alistair Darling, y el anterior primer ministro, Gordon Brown, quien ha adquirido un notable protagonismo en el debate en las últimas semanas que ha llevado a considerarlo como el verdadero jefe del bando a favor de la unión.
Esta misma jornada, Darling aprovechó una entrevista en la BBC para recordar a los votantes que pueden tener un «Parlamento escocés más fuerte, con más poderes y más responsabilidad para recaudar el dinero que gasta». «Y eso significa que si queremos gastar más en el servicio de salud, lo podemos hacer sin importar lo que pase en el resto de Reino Unido», una pulla directa al SNP, que ha reivindicado que sólo la independencia garantiza la protección de la inversión en sanidad.
Además, aprovechó para subrayar que «lo que Alex Salmond no dice es que el gasto público es 1.200 libras mayor por cabeza aquí que al sur de la frontera», en referencia al actual método del Ministerio del Tesoro británico para determinar la distribución de gasto público y que Wesminster se ha comprometido a mantener si Escocia vota ‘no’.
Así, Edimburgo seguiría disfrutando de un mayor gasto per cápita que Inglaterra, incluso si poderes clave como la política tributaria, o la gestión de los recursos financieros, son transferidos. El anuncio, que recayó sobre los líderes de los tres principales partidos británicos, representa el último as en la manga de Better Together para convencer de que rechazar la independencia no significa descartar un aumento del techo soberanista.
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