Creo que todos hemos visto, al menos una vez o escuchado hablar a alguien de la médium que contacta con los muertos en un programa de televisión de una cadena muy famosa. La médium se llama Anne Germain y con solo tenerte en frente puede contactar con algunos de tus familiares fallecidos y hacerte llegar mensajes que ellos, desde el más allá, por llamarle de algún modo, le transmiten a la médium.

El programa es, sinceramente, todo un show televisivo que ha causado una gran expectación entre un público incrédulo o no. Porque habrá quien se lo creerá y quien no. A mí últimamente me ha dado por preguntar a la gente que me rodea si creen que Anne se comunica realmente con los muertos o si es tan solo una artimaña psicológica aliñada con un poco de información previa de la persona en cuestión, suerte y capacidad de reconocer los gestos de la cara, la expresión del rostro o corporal y por consiguiente saber utilizar todo eso para, de un modo u otro, intentar dar información sobre esa persona fallecida de la que Anne, pretende transmitirnos los mensajes.

Aunque al ver el programa podemos ver a una Anne muy segura. Muy emocionada, que va relatando en inglés lo que esa persona fallecida le va diciendo, y lo relata en voz alta, sin ser interrumpida en ningún momento por el ser querido del fallecido, así pues, poca información puede Anne sacar por las respuestas o las lágrimas emocionadas de las personas que esperan con algo de pudor, pero con muchas ganas, ese mensaje de sus familiares fallecidos.

Por eso cuando hago preguntas del tipo: ¿crees que los muertos le hablan a Anne realmente? ¿crees qué existe algo, esa otra vida, o ese más allá, después de la muerte? Las respuestas son variadas. Hay quien me contesta que Anne es una médium más, que utiliza la psicología y que juega con una información referente a ese familiar fallecido. Otras personas responden con una fe increíble, diciendo que sí existe algo más. Que cuando morimos, nuestra energía se queda vagando por ahí y que se manifiesta, y que Anne tiene ese don para poder comunicarse con esas energías, que no son ni más ni menos, que las personas que han ido falleciendo.

Entonces, puedes creer o no creer. Como con todo.  Tal vez, pensar que existe algo más tras la muerte nos haga morirnos más tranquilos. Tal vez, pensar que no existe nada, nos haga resignaros y vivir la vida que tenemos y aferrarnos a ella como única y exclusiva, ya que es lo único real que poseemos y que conocemos.

Pero a veces, pienso, que es bueno abrirse un poco a las posibilidades que nos brinda la vida. Porque cuando el río suena, agua lleva. Es decir que, no podemos afirmar que tras la muerte no exista otra cosa, puesto que se han escuchado mil historias, que podemos creer o no creer, pero que están ahí. Y aunque nadie haya venido a decirnos directamente, que existe otra cosa, que están en un sitio mejor, y si lo hacen, como en el caso de Anne, podemos creerlo o no creerlo.

Y nos quedará siempre esa sensación, al pensar que no se puede terminar todo así, que somos más que un cuerpo. Que todo lo que somos y esa energía que poseemos no se puede perder con el cuerpo, que debe de quedar en alguna parte.

Así que no sé si tú crees en estas cosas, en el más allá, en otras vidas. Creo que mientras estemos vivos lo que importa es la vida que vivimos, y que preocuparnos por lo otro, es como preocuparse por un viaje que quieres hacer, pero del cual desconoces día de salida, hora e incluso destino, es más, no sabes si existe un avión o un barco, que nos lleve hasta allí. Es un ejemplo un poco tonto, pero es verdad. Exista o no otra cosa tras la muerte, no lo sabremos hasta que o bien nos llegue la hora de morir, o bien, como siempre se suele decir, venga alguien y nos lo cuente.

Mientras, seguimos viendo a Anne, que nos hace llegar mensajes de nuestros seres queridos fallecidos y las lágrimas caen por su rostro, como si se trataran de ese cristal en el que poder ver el reflejo de algo, que por muy difícil de creer que sea, puede existir y no somos capaces de creerlo.