Renunciar a la soberanía nacional para armonizar las políticas económicas

21/02/2011

Maite Vázquez del Río. El FMI y Alemania y Francia parecen haber abierto un frente común para ganar la confianza de los mercados, a lo que se suma el rigor con que se realizarán los test de estrés al sistema financiero, cuyos requisitos se conocerán el próximo 2 de marzo.

La salida de la crisis no convence a Europa. Cada país lleva su propio ritmo y los más retrasados están perjudicando a los más avanzados. La reunión del G-20 tampoco ha servido para despejar muchas dudas, porque lo que se requieren son decisiones a corto plazo y pronta ejecución. Así las cosas, el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn ha lanzado una nueva idea: para un mejor funcionamiento de los países de la eurozona se necesita que los Estados “renuncien a una parte de su soberanía” con el fin de se pueda producir una mayor coordinación de sus políticas económicas.

Difícil propuesta cuando la crisis ha puesto en evidencia que no valen políticas comunes cuando lo que está en juego es la propia supervivencia, y desde finales de 2007 se ha practicado el “sálvese quien pueda”. Pero Strauss-Kahn, en esta ocasión, no ha hecho más que ser un fiel “correveidile” de Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, quien aprovechando este fin de semana la reunión del G-20 en Francia, nuevamente presentaron un frente común con propuestas concretas para sus socios del euro: armonizar las política económicas y sociales de Europa a fin de conseguir una mayor disciplina fiscal y mejorar la competitividad.

Alemania y Francia, con su economía funcionando a nivel de crucero, pretenden ahora afianzar el futuro del euro, tan castigado por los mercados a través de los miembros más débiles (Grecia, Irlanda, Portugal, España, Bélgica e Italia). Ellos ya han hecho los deberes, con crecimientos de su PIB en niveles cercanos a antes de que estallara la crisis, y un volumen de desempleo casi mejor.

La voluntad de Merkel y Sarkozy, no obstante, se pone en entredicho por los analistas de Bank of America Merrill Lynch, quienes consideran que la propuesta de las dos principales estadistas europeos no va ser la solución para arreglar la crisis que vive la eurozona.

No obstante, Strauss-Kahn está convencido de lo perjudicial que resulta que cada país de la zona euro actúe de forma diferente, pese a compartir la misma moneda. Aunque el director gerente reconoce la dificultad de que prospere su propuesta, más aún, cuando según asegura “la moda actualmente no es tener más Europa”.

Pero hasta desde Bank of America Merrill Lynch coincide con el FMI en el sentido el de que una mayor convergencia económica ayudaría a estabilizar la eurozona y “minimizar” los costes para los países miembros por la cesión de su independencia monetaria cuando asumieron la moneda única. Strauss-Kahn va más allá y, tras reconocer que “Europa ha podido evitar la catástrofe” gracias al papel amortiguador de los sistemas de protección, ahora son precisas unas políticas económicas coordinadas.

Una de las razones es que la recuperación, se está demostrando, puede ser menos rápida en Europa que en África, Asia o América Latina, porque los mercados no atacan a la moneda única sino a Europa, de ahí que sería absurdo que algún país decidiera abandonar el euro, que hasta ahora ha demostrado que ha servido para mejorar la situación económica de países como Grecia.

La cuestión, por tanto, en estos momentos es decidir qué políticas económicas deberían coordinarse. En Bank of America Merril Lynch destacan que algunas de las medidas que se han puesto en marcha hasta ahora para estimular el crecimiento no han dado los resultados esperados. Un aliciente sería –proponen los analistas de la entidad estadounidense- fijar sanciones para aquellos países que se desvíen de los objetivos marcados de deuda.

Y cada vez son más las voces que creen conveniente que los límites se fijen en las propias constituciones de cada país, una propuesta que no ha sentado bien entre la clase política. Pero para la entidad, lo que ocurrirá al final es que Alemania y Francia claudicarán a cambio de aumentar el importe y el enfoque del Fondo creado para combatir la crisis de deuda soberana.

Entre el rigor y la repetición de las malas costumbres

El sistema financiero se ha granjeado al reprobación de todos, dado que su comportamiento nos llevó a la crisis y obligó a los gobiernos a intervenir para estabilizarlo. El director gerente del FMI llama la atención de que una vez superada la tempestad resulta “escandaloso” que las entidades vuelvan a aplicar políticas previas a la crisis, sobre todo, en lo que se refiere a la remuneración y a los bonus de los directivos. “Las formas de remuneración del sistema financiero empujan al delito”, asegura Strauss-Kahn.

No obstante, las entidades europeas están a punto de conocer los rigurosos criterios que se les va a exigir para responder a los test de estrés de la Comisión Europea, cuyos responsables ya han fijado el próximo 2 de marzo como fecha en que se conocerán los nuevos requisitos.

Los nuevos test estarán coordinados por la nueva Autoridad Bancaria europea y por el Banco Central Europeo, y se espera que sean mucho más rigurosos que los realizados en junio de 2010, dado que también se analizará la capacidad de las entidades de acceder al crédito, según ha explicado el comisario de Servicios Financieros, Michel Barnier.

Como se recordará en el test de 2010 sólo suspendieron 7 de las 91 entidades examinadas (cinco grupos de cajas españolas, un banco alemán y un banco griego). Los hechos posteriores vividos en Irlanda demostraron que algo había fallado en las pruebas realizadas, porque Bank of Irelad y Allied Iris Bank necesitaron 50.000 millones de euros cinco meses después, haciendo necesario el rescate de Irlanda. La intención ahora de la Comisión Europea es que esto no vuelva a ocurrir y para lograrlo serán más rigurosos en los requisitos.

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