Hasta en una obra más bien tópica y de encargo (del magnate norteamericano Thomas Fortune Ryan) como “Baile en el Café Novedades de Sevilla” (de 1914, y propiedad por cierto del Banco Santander), se percibe la fuerza de un genio como Sorolla.

En la que puede ser una de las exposiciones del año, la Fundación Mapfre trae a Madrid hasta el 11 de enero de 2015 “Sorolla en Estados Unidos”, gracias al Meadows Museum, MSU, The San Diego Museum of Art, The Hispanic Society of America y The Meadows Foundation. Es una oportunidad única, porque será difícil ver juntas obras que en muchos casos están en Estados Unidos, para disfrutar de las genialidades de Joaquín Sorolla (1863-1923), y especialmente de los trabajos realizados para sus exposiciones en aquel país y de los que surgieron allí.

La muestra, con Blanca Pons-Sorolla como comisaria, enseña a uno de los artistas españoles más internacionales. Sorolla expuso por primera vez en Estados Unidos en 1893 en Chicago, con apenas 30 años, con cinco cuadros y sorprendiendo con el realismo social de “¡¡Otra Margarita!!” y de “Triste herencia”.

En 1909, la Hispanic Society of America, fundada por el millonario norteamericano Archer Milton Huntington, realiza la primera exposición de Sorolla en Nueva York, con un éxito sin precedentes: más de 160.000 visitantes y 20.000 catálogos vendidos en un mes. La obra de Sorolla viaja a Boston y a Búfalo, y dos años después, a Chicago y San Luis.

Precisamente la muestra de la Fundación Mapfre (Paseo de Recoletos, 23, Madrid, bastante cerca de la casa de Sorolla en Madrid, en la calle General Martínez Campos) se centra en las exposiciones en EEUU de 1909 y 1911, y en los encargos para el artista español que se derivaron de ellas.

Huntington se convierte en el gran mecenas de Sorolla. No sólo compra obras, sino que le encarga la decoración para la biblioteca de la Hispanic Society, donde Sorolla plasma su visión de España, por cierto muy alejada del folclorismo cañí. Y le pone en contacto con otros magnates, como Ryan, que adquiere más de 20 cuadros del pintor y el encarga “Cristóbal Colón saliendo del Puerto de Palos” (en la exposición no sólo se puede contemplar el cuadro sino todos los trabajos relacionados con ese gran retrato).

 Sorolla realizó por encargo 54 retratos en EEUU, en los que muestra su habilidad a la hora de captar la psicología del personaje (no hay más que ver “Mrs. William H. Gratwich”, de 1909). Pero también cómo es capaz de plasmar en el retrato del colega Louis Comfort Tiffany las infinitas tonalidades de un exuberante jardín de rododendros bajo el sol.

El Sorolla más espontáneo y menos conocido

La muestra sirve también para descubrir obras menos conocidas de Sorolla. Entre ellas, las composiciones realizadas sobre los cartones que se usaban en la lavandería de los hoteles para doblar las camisas de etiqueta, y que muestran la influencia de la fotografía y la fascinación del artista por los enfoques contrapicados, inspirados en los rascacielos de Nueva York, desde los que contempla Central Park.

O los dibujos a lápiz, algunos con pequeños toques de color, en el reverso de los menús de los restaurantes de los hoteles, donde retrata a los clientes y a lo que a Sorolla le llama la atención.

También es una magnífica oportunidad para volver a deleitarse con el mar que cambia de forma continua en sus paisajes, con la poética del silencio y de la intimidad que se vislumbra en sus obras sobre el Alcázar de Sevilla o de la Alhambra granadina.

Y asombrarse ante las investigaciones lumínicas y cromáticas de Sorolla sobre el mar y la playa de Jávea, con la luz que se refleja de una forma tan magistral en los cuerpos dentro del agua. O esas escenas de niños desnudos que disfrutan del mar y de la playa felices, ajenos a todo.