Cuando el mercado es lo de menos

23/02/2011

M. L.. 23-02-2011

Qué les voy a contar yo que ustedes no sepan a estas alturas. Gadafi nos tiene cogidos por el cuello (no sé yo si por otro sitio) con su petróleo y los mercados acusan ¡y de qué forma! su paranoica determinación de aplicar la táctica de tierra quemada. A ver si de una vez aprendemos que fiarse de tipos como este tiene sus consecuencias y la lección de este caso es que un loco sigue estando loco por mucho petróleo que tenga.

El auténtico problema de esta sesión ha sido precisamente ése, el petróleo. Estaba claro que los índices iban a caer y nadie en su sano juicio hubiera apostado seriamente su dinero por una reacción tal y como estaban las cosas antes del comienzo de la jornada americana. Pero la verdad es que a media tarde, alentados por las noticias de que poco a poco Gadafi va perdiendo territorio a pesar de la matanza que está perpetrando, trataron de reaccionar. Supongo que el sátrapa de Trípoli no estaría delante de una pantalla de cotizaciones, pero de inmediato comenzaron a surgir las primeras noticias de que estaba mandando bombardear los pozos petrolíferos y la reacción se frustró. Apenas si sirvió para matizar algo las pérdidas.

El panorama es desalentador y no precisamente por la caída de los mercados. No creo que a nadie en su sano juicio le importe en este momento lo más mínimo qué pasa en el mercado, más aún porque cada vez es más claro que el mercado es un simple termómetro de lo que pasa fuera de él. Es cierto que a veces se recalienta o que otras se pasa de frenada, pero no tiene vida propia, sino que es el reflejo del aliento y la actitud de quienes lo componen, que son los inversores. Y el escenario no es precisamente optimista. Nadie duda que caerá, pero el problema es cuándo y qué encontraremos después. Puede que la realidad sea mucho más dura de lo que siquiera podemos imaginar.

Pongamos un ápice mínimo de optimismo y digamos que, al menos, la proporción de valores bajistas frente a los alcistas ha mejorado, hoy ha sido de 2 a 1, frente a 5 a 1 de ayer y que el índice que menos bajó fue el que más valores contabiliza, el S&P 500. Puede ser un síntoma de que el mercado puede estar dispuesto a reaccionar, pero estén ustedes seguros de que no habrá reacción mientras los teletipos no confirmen por varias fuentes que Gadafi ha desaparecido de la faz de la Tierra. Así de duro y así de claro. Puede que haya una reacción técnica, un día, quizá dos, pero el sesgo va a seguir a la baja mientras en Libia no haya un cambio radical. Esperemos que sea pronto y no precisamente por el mercado. Cada vida humana que en Libia está masacrando esta alimaña no tiene precio.

Vayamos con lo accesorio, que al fin y al cabo ustedes querrán saber en qué se tradujo finalmente la jornada. El Dow cayó un 0,88%, el S&P 500 un 0,61% y el Nasdaq Composite un 1,21%.

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