José Miguel Villa, secretario general de la Federación de Servicios (que incluye Banca) de UGT, afirma, en la presentación de una encuesta sobre la situación laboral del sector financiero, que existe “una hipocresía insoportable” en el escándalo de las tarjetas ‘opacas’ de Caja Madrid. “Tanto Bankia, como los partidos, el Banco de España y Hacienda dicen que no saben nada de un asunto que me parece indecente, indigno, sobre todo por parte de personas que representaban a sindicatos y a los trabajadores. Yo no voy a decir que no lo sabía. Lo que no sabíamos en FES-UGT es que había dos tipos de tarjetas, y que no se tributaba ni se contabilizaba en uno de ellos”, señala.

“Hacienda no puede decir que no sabía nada, porque algunas personas que cobraban dinero de las entidades lo devolvían a los sindicatos como donaciones, e incluso desgravaban”, señala el sindicalista, empleado del Banco Santander.

Villa asegura que estas tarjetas para gastos de representación existen desde los años 90 en todas las cajas de ahorro y en todos los sindicatos, no sólo en los mayoritarios (UGT y CCOO). “La de los representantes de FES-UGT en la Comisión de Control, porque en el consejo de administración nunca estuvimos, tenían un límite de 1.300 euros mensuales, y desde Caja Madrid te avisaban si se superaba”, explica.

“La actividad sindical está financiada por las propias entidades financieras de acuerdo a su representatividad”, explica Villa. Hay entidades que ingresan el dinero en la sección sindical, otras en el sindicato, y algunas se lo dan a la persona. En las cajas, hay dietas en la asamblea general, además de las que corresponden a la Comisión de Control o al consejo de administración.

“FES-UGT llevaba desde antes de la crisis reclamando que había que reducir la composición de los consejos de administración, comisiones de control y asambleas generales para reducir gastos”, insiste.

FES-UGT se desvincula de lo que hiciera con las tarjetas el secretario general de UGT Madrid, José Ricardo Martínez, “porque no representaba a los trabajadores de Caja Madrid”, sino que debía su puesto en el consejo de administración de la entidad a la parte sindical. Martínez ya presentó su dimisión. “FES-UGT y UGT Madrid son dos instituciones distintas”, insiste Villa.

Villa subraya que el artículo 3.1 de la norma que regula la FES-UGT ordena que las dietas y complementos que se cobren en las entidades financieras por actividades de representación de los trabajadores pertenecen a la Federación, no a la persona.

“En FES UGT hemos tenido tres representantes en la Comisión de Control de Caja Madrid”, señala. El primero, que no aparece en la lista de beneficiarios de las tarjetas de Caja Madrid al ser muy anterior a 2003, “se fue del sindicato cuando se enteró de que debía ingresar las dietas percibidas”. El segundo, Félix Manuel Sánchez, ya fallecido, aparece pero es uno de los cuatro consejeros o directivos que no utilizó el dinero. El tercero, Rafael Torres, no ha utilizado la tarjeta para gastos personales, ni retiró dinero a través de un cajero automático, sino para actividades sindicales, según la investigación, todavía en marcha, que realiza la Federación.

«Todo lo que hemos visto hasta el momento indica que los gastos que hizo Torres de su tarjeta se corresponden con la actividad sindical«, precisa Villa. Si un magistrado analiza estos hechos y entiende que lo que hizo el sindicalista no fue legal, la Federación devolverá todo el dinero.