Las elecciones sindicales se acercan: en las cajas y bancos ligados a ellas, serán en noviembre, y en los bancos privados y en las cajas rurales, en febrero de 2015. La Federación de Servicios (FES) de UGT ha sido la más madrugadora y, un día antes que su rival CCOO, presenta una encuesta sobre la situación laboral del sector financiero y el impacto de la crisis.

El primer mensaje es solamente el 1,22% de los trabajadores cree que su situación laboral sería mejor sin los sindicatos. Y que el convenio colectivo sectorial, pese a que la reforma laboral del Gobierno va justo en la dirección contraria, “se ha mostrado, y sigue siendo, una buena herramienta para articular las relaciones laborales en el sector financiero, válido para la patronal y sindicatos”, y ha logrado ser “el marco de garantía de los derechos mínimos para los trabajadores” en la “dura reestructuración”, que se ha llevado por delante más de 63.500 empleos.

El 70,37% de los trabajadores del sector reconoce que no conoce totalmente o con exactitud qué parte de su retribución está excluida del convenio. El 13,25% pide que se incluya en éste la remuneración variable, bonus y complementos; el 9,83%, la conciliación con la vida familiar; el 7,98%, las horas extra; y el 3,99%, la jornada laboral,

Apenas el 3,71% cree que los métodos de evaluación del desempeño profesional son objetivos. Y sólo el 2,03% considera que los objetivos marcados por las entidades son equilibrados. El 67,92% no ve mejora alguna en su proyección profesional.

El 42,03% desconoce en su totalidad los horarios regulados en acuerdos colectivos y en la entidad para la que trabajan. El 12,58% tiene pactada la flexibilidad de jornada al margen de los acuerdos colectivos. El 77,67%, tres de cada cuatro trabajadores, sufren prolongación de jornada, “uno de los problemas más graves en el sector”.

El 40,34%, por exceso de trabajo. El 34,5%, por presiones de los superiores. El 8,4%, “porque lo hacen otros” trabajadores: el 5,04%, para facilitar su promoción. Y el 1,96%, por miedo a perder el puesto de trabajo.

Esta prolongación de jornada equivale a 25.249 puestos de trabajo, pero si se considera solamente la generada por el exceso de trabajo, supone una amortización de entre 10.200 empleos a 14.000.

José Miguel Villa, secretario general de FES-UGT, critica que “se exige más presencia que trabajo efectivo”. También resalta que “las sucursales tienen menos empleados de lo que necesitan”.

FES-UGT, que basará su campaña para las elecciones sindicales en la prolongación de jornada, ha interpuesto unas 200 denuncias ante Inspección de Trabajo por este motivo. “Como ninguna entidad tiene establecido un control horario, hay una dificultad para las inspecciones de Trabajo”, explica Villa. Además, el teletrabajo y la aplicación de horarios flexibles también dificultan el control del cumplimiento de la jornada laboral.

 

Menos motivación

El 66,1% de los trabajadores del sector financiero tiene menor motivación para acudir a su puesto que antes de la crisis. El 63,57% reconoce que la actitud negativa de los clientes influye en ello. “Hay numerosos casos de agresiones a empleados, pero las entidades no nos facilitan datos”, señala Sebastián Moreno. “Los directores de las sucursales son los que se están llevando la peor parte”, aporta Villa.

El 86,37% sufre un alto o medio nivel de estrés, por la presión de los superiores (29,92%), los objetivos marcados (22,66%) y el exceso de trabajo (20,51%).

El 61,55% creen que no existe igualdad de oportunidades. El 71,3% expresa una menor seguridad en el empleo. El 50,57% dice haber conocido directamente algún caso de despido disciplinario, lo que demuestra que “algo que era excepcional antes de la crisis se ha generalizado”, subraya el secretario general de FES-UGT.

Villa considera que hay entidades pendientes de adjudicar, “entre ellas, Bankia”. Y que algunas de las que han surgido en el proceso de concentración no parecen contar con un tamaño suficiente. “Esto no ha acabado, porque además entidades sin problemas siguen reduciendo plantilla”, señala el secretario general de FES-UGT, que cree que el sector financiero “va camino de crear un auténtico oligopolio”.