El 10 de septiembre Ana Botín era nombrada por unanimidad presidenta del Banco Santander, después del repentino fallecimiento de Emilio Botín. En ese largo mes, la palabra más escuchada dentro del grupo es continuidad, aunque también se destaca el hincapié que ha hecho la nueva presidenta en la transformación tecnológica y en una estrategia más vinculada al cliente.
En su primera junta general de accionistas como presidenta, que estaba convocada para aprobar la ampliación de capital necesaria para la compra de la parte del Santander Brasil en manos de minoritarios, Ana Botín dejaba muy claro que la estrategia del grupo será “de continuidad, la misma que ha hecho del Santander uno de los bancos más grandes y con más éxito” del mundo.
La primera mujer que llega a la presidencia de un gran banco internacional ha culminado algunas operaciones ya en marcha por su antecesor, como la compra de la financiera canadiense Carfinco por 210 millones de euros, en un claro mensaje de que considera la financiación del consumo como una de las áreas estratégicas del grupo Santander. Precisamente, en muchas de las valoraciones que han hecho banqueros internacionales sobre la gestión del fallecido presidente del Santander se coincide en la visión estratégica que ha tenido al apostar por estas actividades, por Santander Consumer, que le han abierto la puerta a mercados de difícil acceso para un banco comercial extranjero, como Alemania o los países nórdicos.
Y ha avanzado en la rentabilización de la unidad de gestión de activos. Tras la operación, realizada bajo la presidencia de Emilio Botín, de venta del 50% de Santander Assets Management a Warburg Pincus y General Atlantic para generar plusvalías y mejorar las ratios de capital, y para contar con unos socios especializados en estas actividades, ahora se negocia una gran operación con el banco italiano UniCredit mediante la entrada como accionista mayoritario en Pioneer Global Asset Management. El acuerdo, de materializarse, colocará al Santander como uno de los grandes jugadores europeos e internacionales en la gestión de activos.
La venta del 2% de su filial en Polonia, el Bank Zachodni WBK, no significa que el Santander deje de estar interesado en Europa central y del este. Todo lo contrario. La operación responde a la petición del supervisor de Polonia para que aumente el free float de la entidad en Bolsa. Pero Polonia es una de las apuestas del Santander de Ana Botín.
La regulación, clave
En estos 33 días de presidenta, Ana Botín ha hecho pocos cambios en el organigrama, pero claramente orientadores de hacia dónde quiere ir. Un ejecutivo con el que ya trabajaba en Santander UK, Javier Maldonado, encabeza una nueva dirección general de Control y Coordinación de Proyectos Regulatorios, dentro de la división de Gestión de Riesgos, cuyo principal responsable es el vicepresidente Matías Rodríguez Inciarte.
Basilea III, la supervisión única, las directivas de mercados financieros y de protección del inversor, entre otros cambios normativos, van a generar oportunidades para el Santander. Y ahí Ana Botín ha colocado a una persona de su máxima confianza, reforzando de paso otra de sus obsesiones, como también de sus antecesores al frente del Santander: la gestión de los riesgos, la diversificación, la prudencia.
La presidenta del Santander se ha traído del Reino Unido a su jefe de gabinete, Víctor Matarranz, lo que ha llevado a colocar al que tenía Emilio Botín, David Gutiérrez Cobos, en la división de Santander Universidades.
Rápido ha sido también su relevo en Santander UK, con la designación de su segundo como nuevo consejero delegado, Nathan Bostock. Este ejecutivo fue fichado en agosto desde el Royal Bank of Scotland precisamente para preparar la marcha de Ana Botín a España, que se aceleró por la muerte del presidente del Santander. El fichaje de Susan Allen, también del Royal y del equipo de Bostock, aunque no se incorporará hasta marzo de 2015, refleja una ‘britanización’ del equipo directivo de la filial que más peso tiene en el beneficio del Grupo Santander.
Wifi en las sucursales
Ana Botín inició en Cataluña, un guiño claro de la postura del Santander sobre la presión independentista, su gira por las territoriales del Santander en España, con reuniones con Gobiernos autonómicos, consejos asesores, directivos, accionistas, clientes y empleados. El mensaje es evidente: la tecnología está cambiando el mundo, y la banca tiene que acompañar, y adelantarse si puede, a esa transformación.
No se queda en palabras. Ya está en marcha un proyecto para instalar wifi gratis en las sucursales, lo que servirá para atraer a los jóvenes-.
A directivos y empleados, un mensaje también muy claro: hay que estrechar la relación con los clientes, apoyarlos para hacer realidad sus proyectos.
En clave interna, el nombramiento de Javier Botín como presidente de la Fundación Botín y del sindicato de accionistas que agrupa la participación de la familia en el Santander, muestra la voluntad de equilibrio, de reparto de poder. Ana Botín no será tan presidencialista como su antecesor, y la familia sabe repartir juego dentro del Grupo Santander, como ya contó diarioabierto.es.
Cambios de mayor calado, como en el consejo de administración, donde se espera un rejuvenecimiento y una mayor presencia femenina, y posiblemente también en la primera línea ejecutiva del grupo, vendrán cuando sea conveniente. Sin prisas pero sin pausa.
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