La calidad de los activos del banco importa más que la nota del examen

25/10/2014

Miguel Ángel Valero. Analistas e inversores se fijarán más en el Asset Quality Review (AQR) que en los resultados de los 'stress test'.

El domingo 26 de octubre, a partir de las 12,00 horas, se conocerán los resultados de los exámenes a 130 grandes bancos europeos, entre ellos una quincena de España: Grupo Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia-BFA, Sabadell, Popular, Ibercaja, Unicaja, KutxaBank, Bankinter, Abanca, BMN, Liberbank, Cajas Rurales Unidas/Grupo Cajamar, y Catalunya Banc (en proceso de integración en el grupo BBVA).

El examen, al que se presentan entidades que suman el 82% de los activos de la banca europea, consta de dos partes. Por un lado, unas pruebas de resistencia (‘stress test’, en la jerga del sector) a partir de un escenario base y otro adverso, altamente improbable pero factible, que ha realizado la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés). Y por otro, un análisis de la calidad de los activos (Asset Quality Review), efectuado por el Banco Central Europeo (BCE).

Aunque, como muy expresivamente ha señalado el consejero delegado de Bankia, José Sevilla, “el titular va a ser el aprobado o el suspenso de una entidad, lo importante en el examen es el AQR, porque entre otras razones va a facilitar la comparación entre bancos europeos”.

En el proceso, para el que se han recabado más de 12.000 datos de cada entidad, llevan trabajando unas 6.000 personas desde hace un año. Además del BCE y de la EBA, se han implicado los bancos centrales o autoridades de supervisión bancaria de 26 países.

Los resultados individuales de los bancos se presentarán en plantillas estandarizadas y distinguirán entre los déficits de capital identificados en el AQR y los correspondientes a los escenarios base y adverso empleados en las pruebas de resistencia. Además de los resultados individuales, el BCE publicará también un informe sobre el agregado del examen.

Las pruebas de resistencia o ‘stress test’ buscan calcular las necesidades de capital de los bancos para afrontar sus problemas actuales y para hacer frente con garantías a una hipotética futura situación de crisis. Proyectan las cifras a 31 de diciembre de 2013, a las que se aplica la normativa vigente a 1 de enero de 2014, sobre 2014, 2015 y 2016.

La EBA exige un ‘core tier’, una ratio de capital de máxima calidad, de al menos el 8% en el escenario base. La exigencia se reduce al 5,5% en el adverso. Las entidades que no cumplan con esos porcentajes tendrán dos semanas para enviar a los supervisores europeos un plan de recapitalización. Y entre seis meses y nueve para cumplirlo.

El AQR es una gran auditoría del balance de los bancos. El BCE y los expertos que han participado en el proceso han examinado con lupa la cartera de créditos, la de deuda soberana, y otras para tratar de conocer la exposición de cada entidad a los riesgos ligados a los Estados y organismos no gubernamentales supranacionales, los de pymes, los de vivienda, los de empresas, los derivados, las titulizaciones, el valor de los activos adjudicados por impago, las inversiones inmobiliarias, las carteras de bonos y obligaciones, las inversiones en ‘private equity’, capital riesgo y actividades similares, entre otros datos. Y también para averiguar el nivel de apalancamiento (endeudamiento) de cada banco.

La EBA y el BCE han reforzado el control de calidad de las pruebas respecto a las realizadas en 2010 y en 2011, que en muchos casos fueron incapaces de pronosticar los graves problemas de capital y liquidez de algunas entidades, como pasó en Irlanda. Por ello, se introdujo el AQR.

Sin duda, son los exámenes más rigurosos a los que se ha sometido la banca europea desde el inicio de la crisis financiera internacional en el verano de 2007 por el desplome del mercado de hipotecas ‘subprime’ en Estados Unidos.

Y son claves para el mercado financiero único que quiere crear Europa. El BCE asumirá en noviembre el control de las grandes entidades, dentro del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), que deberá complementarse con el Fondo de Garantía de Depósitos europeo y el Mecanismo de Liquidación de bancos que se demuestren inviables. Por eso el BCE se juega tanto en estos exámenes.

 El resultado es lo de menos

Parafraseando al famoso “Es la economía,¡estúpido!” que hizo que Bill Clinton llegara a la Casa Blanca, en el examen a la banca europea lo importante no es el resultado, sino la revisión de la calidad de los activos, ¡Es el AQR, estúpido!, parecen decir los expertos.

El AQR indicará a accionistas, inversores y analistas si el valor de los activos que figura en los balances de cada entidad es el correcto. Al facilitar la comparación entre entidades de distintos países, ya que se utiliza la misma metodología para todos, será mucho menos complicado detectar si las provisiones sobre los créditos y otros riesgos son las correctas, si hay ocultación o minusvaloración de operaciones problemáticas o de deterioro de la calidad de los activos.

Esta revisión de la calidad de los activos será clave en la identificación de los déficits de capital y de las medidas de ajuste necesarias para resolverlos.

La gran incógnita, que se espera despejarse el domingo, es cómo la revisión de la calidad de los activos cubre todas las exposiciones de riesgo. La selección de los activos analizados en el AQR se basa en ponderaciones de riesgo, lo que puede no reflejar suficientemente los riesgos de las carteras de deuda soberana.

“Cuando todo el mundo mira en una dirección, a menudo merece la pena mirar en la opuesta”, escribe Paul J. Davies en The Wall Street Journal. Este experto se suma a la corriente de dar más importancia al AQR que a las pruebas de resistencia.

“Hay muchas preguntas sobre la fortaleza de los bancos. Y nadie quiere poseer acciones de un banco que tenga que pedir más capital. Pero son demasiados los bancos que se han visto afectados por esta preocupación. Así que existen muchas posibilidades de que las entidades sólidas rechazadas repunten una vez que se supere la incertidumbre sobre las pruebas y los inversores puedan centrarse nuevamente en los esfuerzos de estímulo del BCE. Eso, si los test resultan creíbles. Hay mucho en juego para el BCE, que el mes que viene asumirá la supervisión de los bancos de la eurozona. Su reputación dependerá de su revisión de la contabilidad de los bancos y de las pruebas de resistencia”, argumenta.

“Hay que prestar más atención al BCE que a la EBA. Y dentro de las cifras del BCE, hay que estar más atentos a la AQR que a los test de estrés. Los test de estrés son sólo conjeturas sobre el extremo hasta el que podría empeorar la situación, y han sido indicadores poco fiables sobre la salud de los bancos en el pasado. La AQR supone una oportunidad poco corriente para evaluar a los bancos en igualdad de condiciones”, apunta el Financial Times.

“El BCE tendrá que comprobar si los bancos han reconocido correctamente los préstamos dudosos, y si han provisionado una cantidad de fondos adecuada. También profundizará en el delicado detalle del método que siguen los bancos para calcular sus activos ponderados por el riesgo (RWA)”, añade.

 Suspenso, pero aprobado

El BCE quiere credibilidad, pero también que no se produzca una nueva crisis de confianza en el sector financiero. Por eso, se ha curado en salud. El examen se basa en los datos a 31 de diciembre de 2013, por lo que no tiene en cuenta las medidas de capital que hayan podido tomar las entidades este año. Para resolver esto, las plantillas incluirán las medidas que afectan a la ratio de capital tomadas entre el 1 de enero y el 30 de septiembre de 2014.

De esta forma, una entidad puede aparecer como ‘suspensa’ en el examen, y a continuación afirmar el BCE, o su supervisor nacional, que el motivo por el que no ha aprobado ya ha sido resuelto. Algo así como que ha ‘aprobado’ en septiembre. Y todos, contentos.

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