Europa vive estos días una auténtica situación de emergencia humanitaria, ante la posibilidad de un éxodo masivo procedente de los países del norte de África, desde los que todos los días nos llegan escalofriantes noticias de la inestabilidad desencadenada en Egipto, Túnez y, sobre todo, Libia.

Los italianos han tendido ya una primera experiencia con la avalancha, a finales de febrero, de más de 6.000 inmigrantes ilegales, procedentes de Túnez, a la isla de Lampedusa. Y por eso Italia ha puesto el grito en el cielo y han solicitado en la última reunión de ministros de Interior del Mediterráneo la creación de “un fondo especial de solidaridad”.

El propio Pérez Rubalcaba ha expresado su apoyo a Italia y ha dicho que aunque no se deben adelantar acontecimientos, estamos en alerta ante una futura avalancha de inmigrantes. “No es fácil saber qué va a ocurrir finalmente en Libia”,  pero “es conveniente estar atentos”. Pérez Rubalcaba sabe que España es también una de las fronteras más susceptibles de ser receptora de avalanchas de inmigración norteafricana.

Los mejores pronósticos vaticinan que entre 200.000 y 300.000 inmigrantes ilegales pueden llegar a Europa a través de las costas italianas en el caso de que caiga Gadafi. Pero estos pronósticos se quedan muy reducidos si se tiene en cuenta  la cuantificación realizada por la Agencia Europea de Control de Fronteras Exteriores “FRONTEX” que afirma que la potencial llegada de inmigrantes a la UE estaría entre los 500.000 y  1,5 millones de personas.

Ante estas perspectivas, se hace necesaria una posición unitaria en toda la UE, sin importar la frontera que utilicen para penetrar en el continente.  En estos momentos está absolutamente claro que no se van a cerrar las puertas a los refugiados de Libia, pero tampoco se van a facilitar los trabajos de los mafiosos que se benefician del tráfico de inmigrantes.

De lo que se trata es de lograr la unidad de toda la UE, que aún no está clara, para crear el fondo común propuesto por Italia y también para crear un sistema de asilo para todos, basado en la solidaridad. Entre tanto, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, más conocido como ACNUR, ha pedido a los países vecinos de Libia que mantengan sus fronteras abiertas ante el flujo de personas que huye del país.

Y todo esto nos llega en un momento de grave crisis económica, una crisis que en España ha provocado un cambio de estrategia frente a la inmigración. Hemos pasado del “efecto llamada” al actual “efecto rechazo”, porque las abultadas cifras de paro impiden el acogimiento de más extranjeros.

Pero la emergencia humanitaria que nos amenaza necesita de  la solidaridad de todos los ciudadanos europeos y de sus gobernantes para sufragar el elevado coste de la inestabilidad del norte de África. Y en ello parece que están…