Santander y BBVA deberán tener ‘blindado’ hasta el 25% de su balance

10/11/2014

Miguel Ángel Valero. Las principales entidades financieras internacionales tendrán entre el 16% y el 20% de sus activos ponderados por riesgo en fondos propios y deuda fácilmente absorbible.

El examen a la gran banca europea, con un análisis de la calidad de sus activos y unas pruebas de resistencia basadas en un escenario muy estresado, no termina con el ‘tsunami’ regulatorio que sufre el sector desde el estallido de la crisis financiera internacional en el verano de 2007. El Consejo de Estabilidad Financiera (FSB, por sus siglas en inglés), formado por los supervisores y reguladores del sector de los países del G-20, ha iniciado el proceso de consulta pública sobre nuevas exigencias para evitar el uso de recursos públicos en el rescate de bancos con problemas y para un mayor y mejor control de los riesgos que asumen las entidades.

Los bancos “globales y sistemáticamente importantes”, los 30 mayores del mundo, entre ellos el Grupo Santander y el BBVA, deberán tener entre el 16% y 20% de sus activos ponderados por riesgo en fondos propios y deuda fácilmente absorbible. Con esta exigencia se quiere afrontar el problema de las entidades “demasiado grandes para permitirlas quebrar”.

También deberán multiplicar por dos la ratio de apalancamiento de Basilea, actualmente del 3% de los activos totales. Esto significa que al menos el 6% de los activos deberán quedar ‘inmovilizados’ como capital.

Para cumplir estas exigencias, los grandes bancos internacionales tendrán que emitir deuda que pueda ser fácilmente absorbida para pagar pérdidas en momentos de crisis para que puedan cubrir el coste de una hipotética disolución.

Entre los instrumentos que podrán utilizarse para cumplir con estas nuevas exigencias, figura la ratio de capital Tier 1, el ‘colchón’ de recursos propios de mayor calidad que pueden tener los bancos para absorber pérdidas en sus activos.

Para poder computarse a estos efectos, los instrumentos deberán tener un vencimiento restante de al menos un año. En cambio, los productos derivados, pasivos fiscales o depósitos asegurados no podrán utilizarse para cumplir con estos requisitos.

El FSB precisa que el mínimo propuesto no incluye los fondos propios utilizados para cubrir otros “colchones de capital exigidos por la normativa”, los adicionales con que deben contar los bancos que aparecen como más sistémicamente importantes. Esto significa que los grandes bancos podrían acabar teniendo entre el 21% y el 25% de sus activos ponderados por riesgo en fondos propios e instrumentos de deuda que puedan utilizarse rápidamente en caso de crisis.

Esta propuesta se une a otra, acordada en septiembre, que impide que se ponga fin de manera perjudicial a los contratos de derivados si un banco sistémico entra en dificultades.

De esta forma, “entraremos en un mundo en que los bancos más grandes y complejos pueden liquidarse sin necesidad de asistencia de los contribuyentes y sin perjudicar a todo el sistema”, explica Mark Carney, gobernador del Banco de Inglaterra y presidente del FSB en Basilea.

 

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