La vida es de color rosa. Y el que no lo crea solo tiene que escuchar a Cristóbal Montoro. Hemos controlado los desequilibrios básicos de nuestra economía y vamos a acelerar la creación de empleo. Este año hemos crecido el 1,3 y vamos a liderar en 2015 el crecimiento de la zona euro, no por la debilidad de los demás países sino por nuestra fortaleza. Somos fuertes, somos los mejores, somos campeones. Creceremos por la devaluación del euro (cinco décimas del PIB en 2015), por el descenso del precio de los hidrocarburos y las materias primas y por la inyección económica y financiera del BCE que va a suponer nuevas líneas de liquidez a una Banca más saneada y, por tanto con mejores perspectivas para el crédito a menor interés y a mayor plazo para financiar a las pequeñas y medianas empresas, de donde devendrá más inversión en bienes de equipo y mayor creación de empleo. Ya en 2014, con tasas bajas, se registrará una creación neta de empleo estimada en 268.000 puestos de trabajo.
Si, amigos, la vida es rosa. Los funcionarios recibirán en enero de 2015 el 25% de la paga extra de navidad que les quitó el Gobierno hace dos años. Los asalariados verán reducido el impuesto de la renta que les subieron hace tres. Los defraudadores se las verán con Hacienda, que dedica el 68% del presupuesto de la Agencia Tributaria a luchar contra el fraude y convocará 238 plazas nuevas para mantener su plantilla. El IVA se computará en tiempo real y la Central de Información de Hacienda funcionará como un reloj suizo. Por si ustedes no lo sabían, resulta que somos líderes en publicación estadística a nivel mundial y que la Oficina Nacional de Contabilidad va a ser el último grito en la materia.
Pero mucho ojo, no se me desmadren con el déficit público. Hay que seguir reduciendo el déficit público, que es lo que nos está sacando de la crisis. Y el gobernante municipal y autonómico que no lo entienda no debe presentarse a las elecciones de mayo próximo. No digo yo que no se rieguen los campos de golf –Defensa gasta 130.000 euros en regar el de Torrejón de Ardoz aunque ya hace muchos años que no hay americanos–, no es eso. Pero hay que ahorrar. Tomen nota: con solo centralizar los servicios de limpieza y seguridad de las dependencias de la Administración General del Estado que hay en Madrid hemos ahorrado el 10% de gasto. ¿Ven como si se puede?
Hasta aquí la lección del profesor Montoro ante el pleno del Congreso con ocasión del desfile de ministros para explicar el Presupuesto de sus respectivos departamentos para el año entrante, último de la legislatura. Desfiló en primer lugar la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría luciendo unos logros tan bonitos como un mantón de manila. Citó la prima de riesgo, mencionó la creación de empleo, dijo que la inversión crecerá casi un 5% y que el presupuesto de Educación subirá un 4% y el de Sanidad un 9%. Y todo eso “porque tomamos la decisión de tomar decisiones”. Grandes aplausos. Que estamos en el Consejo de Seguridad de la ONU y para sacar de las cunetas los huesos de los fusilados por el franquismo, como ordena la ONU, no ponemos un euro –le reprocharon el vasco Pedro Azpiazu y el socialista Ignacio Sánchez–, pues no pasa nada. Pueden esperar. Los muertos puede esperar. Por algo están muertos.
Siguió Montoro con lo ya dicho. Que hay más hay más pobreza y desigualdad –le reprochó el socialista Pedro Saura–, tampoco pasa nada, no es ninguna novedad, siempre hubo pobres en España. Que los salarios han bajado al nivel de hace treinta años –le recordó el izquierdista Alberto Garzón– y los contratos temporales han pasado de ser el 84% del total de la contratación en 2007 al 94% en la actualidad, tampoco pasa nada. La culpa será de los sindicatos. Prosiguió el desfile con el ministro del Interior, Jorge Fernandez Díaz, en su papel de scherif mayor del reino, un poco constipado, aunque firme en la austeridad. Que las plantillas son menguantes y no tienen ni para comprar aspirinas –le reprochó el socialista Antonio Trevín–, tanto da, que se aguanten. Que usted tiene que dimitir por el trato a los inmigrantes, la criminalización de la protesta y la promoción de los de su cuerda regiliosa –le espetó el de IU Ricardo Sixto–, pues mire, no.
Antes de que prosiguiera el desfile de ministros se hizo un alto para votar y el presidente Posada agradeció el trabajo de Alfonso Guerra al frente de la comisión de Presupuestos. Entonces los socialistas se pusieron en pie y aplaudieron a Guerra, que se despide como diputado después de 37 años y tres meses como titular del escaño por Sevilla. Guerra llegó en 1977 a las primeras cortes democráticas (constituyentes) y es el único parlamentario que queda de aquel tiempo. Su verbo agil y acerado contribuyó a amenizar la política, aunque algunos no le hayan perdonado las caracterizaciones más o menos afortunadas de propios –a Zapatero le llamó Bambi– y extraños. Puesto que a Rajoy le motejó “mariposón”, aclarando: “dícese del que va de flor en flor”, los del PP no le han perdonado y se abstuvieron de aplaudirle. Rajoy no acudió a votar, pero al tercer día de la consulta dominical en Cataluña, resucító en La Moncloa y dijo lo que ya sabían sus correligionarios, que la consulta catalana ni había sido un referendum sino “un simulacro sin ningún valor”. Al president Artur Mas le contestó lo que ya sabíamos, que la soberanía nacional no es negociable. Y para rematar se equivocó, pues dijo que sólo un tercio del censo había participado en el simulacro, cuando la realidad es que no vota todo el censo y que la abstención no baja del 30%. Pero tanto da. La vida es de color de rosa.
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