El consejero ejecutivo del BBVA, y ex miembro del Comité Ejecutivo y del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) entre 2004 y 20012, José Manuel González-Páramo, tuvo la habilidad de convertir la celebración de los 100 primeros números de la revista “Consejeros” en un duro alegato sobre la necesidad de profundizar en las reformas. En el debate “El nuevo sistema bancario europeo. La hora de la inversión”, González-Páramo fija como “reto urgente a corto plazo” la creación de empleo. “Con un crecimiento del 2,5% anual, España no recuperaría hasta el año 2025 el nivel de empleo previo a la crisis, lo que supone una generación perdida”, argumenta.

Su receta para que este augurio no se cumpla es hacer reformas “con claro sesgo hacia la creación de empleo”. Entre ellas, la del sector público, “que todavía no ha iniciado su proceso de desapalancamiento”, cuando su deuda ronda el 100% del PIB. “Hay que impulsar el desapalancamiento minimizando su impacto en el crecimiento, con una consolidación fiscal inteligente basada en reducir la tasa de paro”, señala.

Otras reformas deben buscar una mayor productividad. La adopción de las “mejores prácticas internacionales”, la eliminación de obstáculos a la internacionalización de las empresas, haría que las exportaciones aumentaran un 18%. González-Páramo resalta que existe una correlación positiva entre empleo en las empresas de más de 250 trabajadores y la productividad. Conclusión: “España sería un 15% más productiva aumentando el tamaño medio de las empresas al nivel de Alemania”.

El tercer grupo de reformas planteado por el consejero ejecutivo del BBVA se centra en el mejor funcionamiento del mercado laboral, que estimularía la inversión de las empresas y que provocaría dos efectos: salarios ligados a la productividad y creación de empleo.

Esas reformas incluyen una reducción en el menú de contratos y una “modernización del sistema de indemnizaciones”, para beneficiar especialmente a los jóvenes.

Supervisión única

En su intervención inicial, González-Páramo destaca que el examen (pruebas de resistencia y análisis de calidad de los activos, AQR) demuestra que “la banca es solvente incluso en un escenario adverso muy exigente”. Las entidades españolas registran el menor impacto en los AQR y el segundo menor en el escenario adverso.

Pero lo importante es que la supervisión bancaria única “ayudará a que mejore la confianza y las condiciones de financiación para los bancos sólidos y, por tanto, para sus clientes”. “El gran beneficiado será el cliente”, destaca.

El consejero ejecutivo del BBVA confía en que “los tipos de interés de los préstamos también serán mejores para el cliente”, ya que tanto la prima de riesgo como la morosidad, factores que impactan en el precio del crédito, están mejorando. “Las nuevas operaciones de crédito en España están remontando desde principios de año, aunque el stock total continúe reduciéndose hasta finales de 2015”, concluye.