El mercado no gana para disgustos con el jefe de la Fed. Si ayer estuvo moderado hoy se ha visto algo más presionado en su comparecencia parlamentaria y ha tenido que admitir que un alza sostenida del petróleo es una amenaza para el crecimiento. Y lo dice cuando el petróleo se ha disparado ya. Me hace todo una gracia loca. Es como si todos estuvieran disparando contra el mercado en público y sosteniéndolo en privado. Así, de frente, todo está muy complicado. Por detrás, por lo «bajini» pongo todo el dinero del mundo para seguir «engrasando» la maquinaria alcista.

Señores, seamos serios. El problema no es el petróleo. El crudo solo es la gota que puede colmar el vaso. Arreglarlo todo poniendo dinero a disposición de quienes lo dilapidaron alegremente en el «subprime» es como poner al lobo a cuidar del gallinero. Mientras no aceptemos esta idea no lograremos disipar los temores de recaída. Cierto es que hay que sanear el sistema financiero para que las cosas funcionen medianamente, pero digo yo que habrá otros métodos.

Lo dejaré aquí que me lanzo, así que vayamos con la sesión americana. Hasta que Bernanke abrio la boca, apertura alcista con convicción. Cuando empezó a hablar, declive absoluto. Cuando terminó de hablar, a remar como casi todas las tardes a ver si logramos cerrar en positivo. Al final se consiguió y debía haber sido con mayor margen , pero más de uno y más de dos prefirieron deshacer sus posiciones antes del cierre, no vaya a ser que mañana la cosa se complique aún más.

En realidad, lo único realmente bueno de la sesión fue que subieron bastantes más valores que bajaron, lo que no es poco en las actuales circunstancias. Pero sigue pintando feo a pesar de que los índices maquillaron algo el desastre de la víspera. El Dow avanzó un 0,07%, el S&P 500 un 1,16% y el Nasdaq Composite un 0,39%. Algo ha mejorado, pero muy poca cosa, la verdad sea dicha.