La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Fundación Mapfre han unido sus fuerzas para organizar en la sala de la primera (Calle Alcalá, 13, en Madrid) una original exposición de 203 dibujos (a lápiz y tinta, y acuarelas) realizados por Richard Ford durante sus viajes por España entre 1830 y 1833. La muestra, que se podrá ver hasta el 1 de febrero de 2015, se entiende mejor con la lectura de “Manual para viajeros por España y lectores en casa”, publicado por Ford en Londres en 1844 y que se convirtió en un libro de referencia de la literatura de viajes en el siglo XIX.

“Los viajeros que aspiran a lo romántico, lo poético, lo sentimental, lo artístico, lo antiguo, lo clásico, en una palabra a cualquier tema sublime y bello, encontrarán en el actual y el antiguo estado de España material suficiente si vagan con lápiz y cuaderno en ristre por este curioso país, que oscila entre Europa y África, entre la civilización y la barbarie”, escribe Ford, que también habla de ese “Oriente cercano y confortable”.

Los dibujos, la mayoría inéditos, de Ford (también se exponen algunos de su mujer, Harriet) muestran la España inmediatamente posterior a la guerra contra Napoleón. Es el gran álbum de un fotógrafo precisamente el instante anterior a la aparición de la fotografía, que tiene el gran valor de haber sido realizado por alguien que no es un artista profesional, pero que quiere dejar una memoria objetiva de lo que ve mientras vaga, con lápiz y cuaderno al ristre, durante tres años por España.

Son, por tanto, apuntes del natural, hechos con voluntad de fijar lo visto, sus impresiones sobre “las cosas de España”: vistas generales, la periferia de las ciudades, la actividad cotidiana en calles y plazas, más que los lugares pintorescos, los grandes monumentos y edificios singulares. Dibujos y acuarelas que constituyen una memoria fiel de un tiempo y de un país

El gran acierto de la exposición, que cuenta con Javier Rodríguez Barberán como comisario, es que recrea las rutas de Richard Ford: el arco del Levante, desde Almería a Barcelona; la Ruta de la Plata, atravesando Extremadura y Castilla hasta llegar a Santiago de Compostela; el centro, con viajes por Madrid, Toledo, Salamanca, Segovia o Guadalajara; y Andalucía, donde reside en Sevilla y Granada.

Richard Ford demuestra ser un “curioso impertinente”, como calificaba Ian Robertson a los viajeros de la época, con un innegable interés por registrar los paisajes, por retratar las ciudades. Y al fondo, el influjo del orientalismo, que el Romanticismo contribuyó a divulgar por Europa.