El BCE ha decidido en su reunión del jueves mantener inalterados los tipos de interés a los que presta dinero a las instituciones financieras, así como las líneas de crédito extraordinarias puestas en marcha para mantener la liquidez del sistema. Y lo ha hecho por unanimidad.
Pero esta relativa calma esconde un movimiento más profundo y una preocupación importante: el BCE vuelve a poner en primera línea el control de la inflación y por eso Jean Claude Trichet ha advertido que en abril es posible que se produzca una subida de tipos, aunque se ha apresurado a señalar que no es segura.
Pero lo que es evidente es que al BCE la evolución reciente de la inflación, sin tener en cuenta la situación en Libia, le preocupa lo suficiente como para pensar en una subida de tipos que puede poner en peligro la recuperación del algunos países de la zona euro, como España. Trichet utilizó la expresión “extrema vigilancia” para referirse a la actuación del BCE ante la inflación.
El objetivo es evitar el efecto segunda vuelta ya que el encarecimiento del precio del crudo no se puede evitar pero si que los productos que necesitan de la energía para ser obtenidos repercutan el sobre coste sobre el precio final. Además el petróleo la subida de las demás materias primas, alimentos incluidos, preocupa en el BCE.
El BCE estimaba hasta el mes pasado que la inflación media en el año estaría en el 1,1% en la zona euro y ahora la ha elevado hasta más del doble, el 2,3%, que se coloca por encima del objetivo general del 2%. Con esta nueva previsión, el BCE lo que señala es que de una inflación puntual, en el último mes se colocó en el 2,4%, se puede pasar a una inflación permanente que es lo que se quiere evitar a toda costa.
El anuncio ha sido bien recibido por el euro que inmediatamente ha escalado posiciones hasta llegar a 1,39 dólares, pero ha sentado muy mal a la bolsa española que, de subir más de un punto, se ha dado la vuelta para perder en torno a esa misma cifra. Las bolsas de Francfort y de Paris, por el contrario, mantienen su posición alcista, mostrando a las claras que una subida de tipos no tiene porque perjudicar a las economías más fuertes y en recuperación de la zona euro pero que si influirán negativamente sobre las más débiles.
Efectivamente, para Alemania una subida de tipos puede no ser perniciosa en el momento actual e incluso una cierta recuperación del euro tampoco porque cada vez más su comercio exterior se dirige hacia países del euro. Por el contrario, para España una subida del euro, aunque la proteja en parte de la subida del petróleo le dificulta más la venta de sus productos a terceros países donde encuentra más competencia.
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