Las fiestas navideñas, además de su esencia religiosa y de su carácter familiar, están cargadas de entrañables tradiciones a lo largo y ancho de la vieja Europa. La repostería típica de estas fechas constituye una de las más genuinas.

Una costumbre dulce y deliciosa es la de los 13 postres de nuestra vecina Francia. La cifra 13 representa a Jesús más los 12 apóstoles. Aunque se originó en Marsella se fue extendiendo poco a poco a toda la Provenza y posteriormente al sur del país. Los 13 postres se toman después de la Misa del Gallo. La tradición exige que cada persona coma un poco de cada postre para que la suerte la acompañe todo el año. Según la región y la familia, cada uno va aportando su toque personal; sin embargo, ciertos postres no cambian. Algunos de los más conocidos son:

Le gibacié. Es una especialidad marsellesa. Se trata de una galleta de harina con aceite de oliva y flor de naranja.

Les nougats blancs et noirs (turrones blanco y negro). Son dos tipos de turrón fabricados con miel, almendras y azúcar. Para obtener un turrón blanco y cremoso se añade al preparado claras de huevo y cada ingrediente se cuece por separado; con respecto al turrón negro es más crujiente y de color oscuro.

Les quatre mendiants (los cuatro mendigos). Simbolizan las 4 grandes órdenes y hace referencia al color de los hábitos de los monjes. Las almendras representan la orden de dominicos, las uvas los agustinos, los higos los franciscanos y las avellanas la orden de las carmelitas.

Les fruits et les friandises (frutas y golosinas). Manzanas, peras, naranjas, uvas, melón de invierno, dátiles, etc.

Además, cada ciudad tiene sus propias especialidades como la tarta de Santa Cecile (tarta de manzana) o la Galette des Rois, tarta de hojaldre que suele estar rellena de pasta de almendras.

Pero si hay algún dulce que todos identificamos con estas fechas es el roscón de Reyes. ¿Conocéis su origen? Los franceses se lo atribuyen… Algunos creen que todo comenzó un día de Epifanía en el que el cocinero de la Corte de Luis XV quiso entregar un espléndido obsequio al monarca. Para ello decidió inventar algo que sorprendiera, así que introdujo en un roscón la joya que pretendía regalarle. Al rey francés le encantó la idea y la puso en práctica entre la aristocracia de su época; no solo entre la francesa, también ayudó a que se extendiera al resto de Europa. Al llegar a España, allá por el siglo XVIII, se generalizó de tal manera que también el pueblo llano comenzó a fabricar sus propios roscones con regalo. Otros, sin embargo, opinan que el origen de este roscón es aún más antiguo, que se remonta a los tiempos de la Antigua Roma, concretamente a la celebración dedicada al dios Jano según algunos y al dios Saturno según otros.

Otro de los postres con una arraigada tradición en Francia es el tronco de Navidad, también llamado Buche de Noël. Para los más atrevidos en la cocina, ahí va la receta.

Ingredientes para 6 personas. 1 bizcocho muy fino, 600 gr de crema de pistacho, 200 gr de mermelada de fresa, 200 gr de pistachos pelados finamente molidos, almíbar de agua de azahar, coulis de fresa.

Para el bizcocho: 5 huevos, 150 gr de azúcar blanquilla, 140 gr de harina de flor tamizada.

Elaboración. Forre la bandeja de horno o una placa de pastelero con papel de plata. Bata los huevos con el azúcar en un recipiente de acero inoxidable, colóquelo al baño María y emulsione bien el conjunto. Aparte y deje enfriar. Vierta la mezcla en el bol del robot y vuelva a batir hasta que esté completamente fría. Con cuidado, incorpore la harina moviendo de abajo arriba. Ayúdese de una espátula flexible. Reparta la preparación sobre la placa (1 cm de grosor) y meta en el horno hasta que adquiera un color ligeramente dorado (unos 5-6 minutos). El bizcocho debe hacerse rápidamente y a temperatura elevada para que no se seque.

Almíbar al agua de azahar: 25 cl de agua mineral 60 gr de azúcar blanquilla 1 cucharadita de agua de azahar Ponga a hervir en una cacerola el agua y el azúcar. Deje enfriar y añada el agua de azahar. Reserve.

La crema de pistacho: 10 cl de leche entera 1 huevo 220 gr de azúcar blanquilla 500 gr de mantequilla blanda 100 gr de pistachos pelados. Ponga a calentar la leche en una cacerola. Bata el huevo con el azúcar, añada a la leche y deje hervir todo removiendo hasta la primera ebullición. Cuele la crema conseguida inmediatamente y transfiérala al bol de un robot equipado con el accesorio batidor. Añada la mantequilla poco a poco y siga batiendo hasta obtener una crema. Precaliente el horno a 150°C. Tueste los pistachos durante 5 minutos.  Déjelos enfriar y muélalos con ayuda del robot o de un rodillo. Incorpórelos a la crema.

Montaje del tronco. Empape el bizcocho de almíbar con ayuda de un pincel. Extienda una fina capa de mermelada y recúbrala luego con la crema de pistacho (reserve unos 100 gr de crema para cubrir el exterior). Extienda una nueva capa de mermelada sobre la crema. Enrolle el bizcocho para formar un brazo de gitano. Dispóngalo en una fuente rectangular con la unión hacia abajo. Cubra con el resto de la crema de pistacho con ayuda de una espátula y meta en el frío al menos durante tres horas. Presente el tronco entero o cortado acompañado del coulis de fresa.