La amnistía fiscal aprobada por el Ministerio de Hacienda en 2012, que ha permitido aflorar capitales que en muchos casos se han destinado a sociedades de inversión de capital variable (Sicav), y las señales de tranquilidad enviadas por el Gobierno a los inversores sobre que estos instrumentos seguirán tributando al 1% en el Impuesto de Sociedades, tienen mucho que ver con que esta figura viva su mejor año desde el inicio de la crisis.

Pero el principal motivo es que resurge el interés de los grandes patrimonios por invertir en España. El 30% del patrimonio de las Sicav está invertido en el mercado de valores español, tanto en deuda pública como en renta variable.

En lo que va de año se han creado 217 Sicav, frente a las 40 que se han dado de baja. El número de nuevas admisiones en la Bolsa española, 225, es la mayor cifra de incorporaciones de la historia en un mismo año. Contrasta con las 121 de 2013, o con las 36 admisiones registradas en 2012, y supera incluso las 181 de 2007, el primer año de la crisis.

El patrimonio bajo gestión de las 3.214 Sicav registradas en noviembre está ya cerca de alcanzar el máximo histórico, logrado en junio de 2007: 32.792 millones de euros. Ya está en los 31.000 millones, tras crecer el 22% en lo que va de año. El número de accionistas ya supera los 400.000.

Durante este año, las Sicav han realizado 34 ampliaciones de capital, por un importe de 583,6 millones de euros. Y han pagado dividendos por 5,4 millones, según el informe de mercado de BME. Éste destaca “la flexibilidad de la que disponen las Sicav a la hora de invertir”, que las convierte “en un ejemplo de cómo variar las inversiones en función del entorno de mercado”.