A muchos niños no les gusta ir a clase. A muchos niños no le gustan determinadas materias: matemáticas, química, inglés… En la mayoría de los casos no es que los niños sean “vagos”, sino que la enseñanza es poco dinámica, nada divertida: el profesor habla, los demás escuchan y toman notas. Es una pena comprobar cómo en muchos coles se siguen impartiendo los temas como hace 40 años. Pero no todos los profes enseñan por igual ni todas las materias se imparten de la misma forma. Y esto lo sabe bien Antolín García, mente pensante que está detrás del proyecto Con más futuro. En esta academia de Madrid no es que a los niños les cueste entrar en clase, ¡es que no quieren irse! ¿Qué aprenden allí? Basta echar un vistazo a su blog para entender que aquello tiene que ver con las tecnologías: minecraft visto desde el punto de vista de un gamer; programación de videojuegos con greenfoot, etc.

“Nuestro objetivo es que los niños sean bilingües tecnológicos el día de mañana, las Tic son el inglés del siglo XXI”, explica García. ¿Cómo se les ocurrió la idea de impartir estos cursos para los más pequeños? “Surgió de la propia necesidad. Tenemos una academia, Microforum, que lleva funcionando desde hace 20 años, pero impartiendo clases para programadores. Pero los padres veíamos que no existía nada para los más pequeños, y así es como surgió, primero en modo auto-consumo y luego fueron llegando las demandas, que no han parado de crecer”, comenta este emprendedor Licenciado en Filosofía y con un MBA. “Precisamente por mis propias carencias en el mundo de la tecnología no quería que a mis hijos les ocurriese lo mismo”, añade.

El centro empezó con 5 profesores, ahora son unos 40 en plantilla. Las clases van dirigidas a niños desde infantil hasta adolescentes de 17 años. ¿Los cursos más demandados? “Minecraft, Arduino, Scratch y Unity”, explica. ¿Qué significan estos palabros? Minecraft es un videojuego que permite construir un mundo infinito, a base de cubos y Arduino, por ejemplo, es una placa electrónica que puedes programar. “Con él puedes hacer desde un dron, juegos de luces, video-arte, sistemas de domótica, une mundo físico y programación”, explica García. Para los de infantil tienen lo que denominan programación chupete, a la que el niño tiene acceso desde tablet, ordenador o robots muy sencillos. “Trabajan con colores y símbolos, no tienen por qué saber leer”, añade.

La empresa ofrece tres tipos de clases: para coles (en extra escolares), físicas (tienen lugar los sábados) y los campamentos de Navidad, Semana Santa y verano. Ya cuentan con un millar de alumnos y entre sus proyectos está crear una red de franquicias para el resto de España. Las clases son básicamente prácticas: “Se cuenta lo mínimo y se les pone un reto, por ejemplo, que el muñeco del videojuego responda hola al usuario, que camine x pasos y que gire sobre sí mismo”. Y es que el camino hacia el bilingüismo tecnológico no tiene por qué pasar por sesudas y aburridas clases teóricas…