Como se esperaba, la presidenta del Santander, Ana Botín, ha sacado adelante en el consejo de administración del banco. La entidad hará una ampliación de capital de hasta 7.500 millones de euros, mediante la emisión de hasta 1.258,4 millones de acciones, con exclusión del derecho preferente de suscripción para los actuales accionistas.
La emisión se llevará a cabo a través del procedimiento de colocación privada acelerada dirigida únicamente a inversores institucionales.
Las nuevas acciones generadas por la macroampliación empezarán a cotizar el 13 enero, con el fin de beneficiarse del “dividendo elección” (‘scrip’) previsto para antes de que finalice febrero.
La operación, como se destaca en la presentación a los analistas, mejorará 140 puntos básicos su ratio de capital, hasta situarse por encima del 10%. “Este nivel situaría a la entidad entre los bancos con mayor fortaleza de capital a escala internacional, teniendo en cuenta que Santander posee una diversificación geográfica y un modelo de negocio minorista que le permite una baja volatilidad en sus resultados, tal como ha quedado confirmado en los recientes ejercicios del BCE”, señala el banco en el folleto informativo de la ampliación.
El impacto sobre el beneficio por acción (BPA) será “ligeramente positivo” desde 2016, teniendo en cuenta la propuesta de modificación de la política de dividendos.
¿Para qué se hace esta macroampliación de capital, la tercera mayor en la centenaria historia del Santander? El banco opta por enfriar las especulaciones sobre adquisiciones, que han disparado en Bolsa a entidades como la italiana Monte dei Paschi di Siena, y el mensaje es claro: el Santander se centrará en el crecimiento orgánico.
El consejero delegado del Santander, José Antonio Álvarez, afirma que «no se van a acometer adquisiciones ni a corto ni a medio plazo»,lo que parece descartar también al Novo Banco portugués. Pero siempre deja una puerta abierta a «aprovechar una oportunidad si se presenta», aunque sólo en los países donde ya está presente el banco.
“Este reforzamiento de capital permitirá al banco acompañar el crecimiento de las economías donde está presente”, explica el folleto. En la presentación a analistas, se hace un planteamiento bastante sencillo: Portugal y España están “saliendo de la crisis”; Reino Unido y EEUU, “en recuperación”; Brasil, “temporalmente ralentizado antes de volver al crecimiento”; y Chile, Polonia y México, “creciendo”.
“Por tanto, reforzar el capital ahora permitirá al banco aprovechar las oportunidades de crecimiento orgánico, aumentando el crédito y la cuota de mercado en los mercados clave” para el Santander.
La presidenta del Santander, Ana Botín, subraya que “tenemos confianza en la mejora de la economía en todos los mercados donde estamos presentes y en el potencial del banco para crecer orgánicamente, aumentar el crédito y seguir apoyando a nuestros clientes, tanto particulares como empresas”.
“Nuestro objetivo es ganar cuota de mercado ahora que el ciclo está cambiando”, avisa el Santander en la presentación a los analistas.
Dividendo ligado a resultados
Ana Botín también sacó adelante una medida mucho más impopular: la reducción del dividendo, aunque se ‘venda’ como una mayor remuneración en efectivo al accionista. “El actual Dividendo Elección ha facilitado, durante los años de la crisis, que la entidad se recapitalice al ritmo de las exigencias regulatorias y ha permitido que los accionistas puedan optar por recibir su retribución en acciones o en efectivo”, admiten en el Santander.
Pero “ante la mejora del escenario de crecimiento económico y el cambio en la normativa fiscal, por el que empeora el tratamiento impositivo de percibir el dividendo en el formato de scrip”, vuelve el efectivo. Tres de los cuatro dividendos sobre los resultados de este año se abonarán en efectivo, y el cuarto, de esta forma o en acciones, a elección del accionista.
“En los próximos ejercicios, la evolución del dividendo será acorde al crecimiento de los resultados, con el objetivo de que la remuneración en efectivo (‘cash pay-out’) represente entre el 30% y el 40% del beneficio recurrente, en lugar del 20% actual”, insisten en el Santander. El mensaje a los accionistas es muy claro: “desde 2016 en adelante, el dividendo evolucionará en línea con los resultados”.
Lo que, de paso, es una crítica muy sibilina a la estrategia del anterior presidente, Emilio Botín, que mantuvo artificialmente el dividendo pese al descenso de resultados mediante el sistema de pago en acciones.
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