En España hay más de 2,98 millones de empresas no financieras. Las que tienen más de diez empleados, son 127.700. Sociedades anónimas (SA) son 26.900. Las que han obtenido financiación a través del capital riesgo se quedan en 2.305. Cotizadas, hay 107. Y 35 se financian mediante emisiones de bonos. Solamente 10 han obtenido financiación a través del ‘crowdfunding’ (el término anglosajón ha triunfado claramente sobre sus alternativas en castellano, como microfinanciación o financiación participativa).

Datos demoledores aportados por Domingo García Coto, director del Servicio de Estudios de BME, en la presentación de “Los retos de la financiación del sector empresarial”, un nuevo fruto de la colaboración entre la Fundación de Estudios Financieros y el Círculo de Empresarios. La obra, dirigida por Jaime Requeijo, catedrático emérito de Economía Aplicada e integrante del Consejo Asesor del Círculo de Empresarios, cuenta con García Coto y Joaquín Maudos, director adjunto de Investigación Ivie, como sundirectores.

Antonio Zoido, presidente de BME, destaca que la financiación facilitada a las empresas (más de 32.000 millones de euros hasta noviembre de 2014) coloca a la Bolsa española en primera posición en Europa, sexta en todo el mundo. Y subraya que el desarrollo de la financiación no convencional a las empresas es “un asunto de plazo, voluntad política y hasta cultura social”.

Es necesario mejorar el acceso al crédito y diversificar las fuentes de financiación de las pymes, “columna vertebral de la economía”. Pero también éstas “deben aumentar su tamaño para ser más productivas, competitivas, mejorar su acceso a la financiación y su presencia en los mercados”.

Pero la Bolsa, los mercados alternativos y los diferentes canales de financiación tienen que responder al inversor “con total transparencia”, lo que exige “calidad de la información”.

Mónica de Oriol, presidenta del Círculo de Empresarios, reclama “un cambio cultural” en la empresa, especialmente en la pyme, porque el nuevo modelo productivo de la economía española va a requerir de ellas «más fondos propios y menos costes fijos”. Reclama más incentivos para la financiación de las empresas. “Y no más regulación, sino normas cumplibles”, exige, sentada al lado del secretario de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Íñigo Fernández de Mesa.

Juan Carlos Ureta, presidente de la Fundación de Estudios Financieros, considera esencial diversificar las fuentes de financiación de las empresas españolas.

Complemento al crédito

Jaime Requeijo destaca la dependencia del crédito bancario, que supone el 70% de la financiación de las empresas, cuando la crisis ha hecho que el mercado interbancario sea ahora “la tercera parte” y que haya un “efecto tapón de la deuda pública”, que gana peso en las carteras de los bancos pero que resta recursos para prestar.

“No se trata de sustituir al crédito, sino de complementarlo”, insiste el director de la obra, que reclama al Gobierno “acelerar normas” que impulsen la financiación de las empresas.

Joaquín Maudos resalta que son las microempresas las más vulnerables a la crisis del crédito, y que “un desapalancamiento suave” de las empresas exige una mejora en el acceso a éste. También reclama que se avance “más deprisa” en la Unión Bancaria

Domingo García Coto pronostica un mayor peso de los intangibles entre los activos invertidos, lo que elevará el coste de la financiación al tener mayor riesgo. Y defiende volver a las ratios pre-crisis: 40% de deuda, 60% de fondos propios. Para ello, reclama “poner en marcha incentivos correctos para fomentar la llegada de empresas a los mercados de capitales, tanto de acciones como de deuda, y los mecanismos colectivos de financiación”.

El secretario de Estado de Economía se defiende proclamando que “una de las prioridades del Gobierno es la financiación empresarial” y que se está produciendo una “mejora sustancial” en el coste de ésta. También pronostica que la construcción va a registrar este año “un impacto positivo, tanto en el crecimiento de la economía como en la creación de empleo”.