Está visto que cuando parece que los índices americanos van a arrancar es cuando peor se pone el asunto. Arrancaron al alza, pero enseguida se vió que el subidón del petróleo iba a pasar su particular factura. ¡¡Y vaya si la pasó!! Porque se juntaron el hambre y las ganas de comer. Además del crudo. las tecnológicas tuvieron una sesión nefasta, lo que contribuyó decisivamente a que los índices se orientaran al sur con presteza y diligencia para no parar hasta que quedaba una hora para el cierre. Y hoy o hubo milagro, que la cosa estaba más que malita.

Lo realmente sorprendente es que en realidad nada ha cambiado con respecto a la semana pasada. El petróleo algo más caro, eso sí, pero lo que ha cambiado sensiblemente es el ambiente. Es como si ahora todos se hubieran dado cuenta de que lo del crudo puede dar al traste con la incipiente recuperación de la economía. Bueno, por lo menos hasta que las esperadas cifras de febrero de ventas de las cadenas comerciales digan otra cosa, que andan los analistas revolucionados asegurando que van a ser las mejores en no sé cuántos años y ya se sabe la importancia que a las ventas minoristas se le da en Estados Unidos, un país volcado hacia el consumo y cuya economía se estanca precisamente cuando el consumo flojea.

Pero entre tanto llega el ansiado dato, tendremos que conformarnos con que los mercados se acuerden a días del asunto de Libia, de Oriente Medio. Y si no se acuerdan, pues algo hará que se lo recuerden. En este caso la idea de que la OPEP puede convocar una sesión extraordinaria para tratar la nueva situación y si es conveniente bombear más petróleo para evitar un estallido total de los precios. Los países productosres saben ya por experiencia que todo lo que no sean movimientos suaves termina por volverse en su contra a medio plazo y que los excesos por un lado termina por pagarse por el otro. Lo han visto demasiadas veces y parece que quieren tranquilizar al mercado asegurando que el suministro no peligro y que si es necesario incrementarlo se incrementará. Ya veremos si eso calma algo, pero por intentarlo que no quede.

Lo que sí es un misterio es el comportamiento de las tecnológicas y del Nasdaq en general. Tan pronto tienen un día que se salen como entran en barrena por un quítame allá esas pajas. Siempre ha sido inestable el mercado tecnológico, por aquello de la volatilidad, pero en los últimos tiempos se lleva la palma.

Así, entre que el Nasdaq no quería y el resto de valores no podían, llegamos a un cierre negativo donde los haya. Y eso que hubo una leve reacción al final. A pesar de ello,. el Nasdaq Composite perdió un 1,40%, en tanto que el S&P 500 perdía un 0,83% y el Dow Jones, el de los más grandes, se dejaba un 0,66%. Otro día será más propicio para los alcistas porque, aunque les cueste creerlo, la mayoría de las opiniones siguen siendo alcistas.