La desigualdad en países ricos alcanza un nivel propio de los emergentes, según la OIT

19/01/2015

Luis M. del Amo. La organización internacional augura un mayor crecimiento del empleo en las economías desarrolladas, si el petróleo se mantiene barato. // Perspectivas sociales y del empleo en el mundo - Tendencias 2015 (Informe OIT)

La crisis ha dejado en las economías desarrolladas un legado de desigualdad creciente, bajos salarios y falta de inversión. Hasta el punto de que, en algunas economías avanzadas, la desigualdad de ingresos se está aproximando a niveles propios de países emergentes, según advierte el informe de Perspectivas para 2015 publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Durante los próximos cinco años, el paro seguirá aumentando en el mundo. Y también un creciente malestar social.

El número de parados en todo el mundo seguirá creciendo durante los próximos 5 años como consecuencia de un crecimiento económico más lento, combinado con el aumento de la desigualdad y una rampante conflictividad social, según prevé el informe ‘Perspectivas sociales y del empleo en todo el mundo; tendencias 2015’, publicado este martes por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El organismo internacional dependiente de la ONU vaticina que, en 2019, más de 212 millones de personas en el planeta no tendrán trabajo, frente a los 201 millones que están actualmente desempleadas.

La crisis se ha cobrado ya más de 61 millones de empleos desde su inicio en 2008. “Nuestras previsiones son que el desempleo seguirá aumentando hasta finales de la década”, advierte el director general de la OIT, Guy Ryder. “Eso significa que la crisis del empleo dista mucho de haber terminado”, subraya.

En la actualidad, la situación del empleo ha mejorado en algunas partes del mundo, como Estados Unidos y Japón, pero sigue siendo problemática en un buen número de economías avanzadas, sobre todo en Europa, señala el informe.

Empleo vulnerable

Aun así, tres cuartas partes del empleo vulnerable de todo el mundo se concentran en dos regiones, concretamente en Asia meridional y África subsahariana.

En cambio, Asia Oriental es una de las regiones que tiene mayores probabilidades de reducir el empleo vulnerable, el cual debería pasar desde el 50% de 2008, al 38,9% en 2019, pronostican.

A pesar de sus progresos, la situación del empleo no ha mejorado mucho en el África subsahariana; mientras que en los países árabes y en algunas zonas de América Latina y el Caribe, las perspectivas de empleo se han deteriorado, advierte el informe.

Si se mantiene, el pronunciado descenso de los precios del petróleo y del gas podría mejorar las perspectivas de empleo en muchas economías avanzadas y en diversas economías de Asia, subrayan. Por el contrario, los mercados laborales en los principales países productores, sobre todo América Latina, África y los países árabes.

Desigualdad de ingresos

En los países en desarrollo, las clases medias constituyen más del 34% del empleo total. En este ámbito, los mayores progresos han tenido lugar en los países emergentes y de bajos ingresos, añade el informe.

La buena noticia es que el número de trabajadores pobres o en trabajos vulnerables disminuyó en todo el planeta. Aun así, casi la mitad de los trabajadores del mundo no tiene acceso a productos y servicios de primera necesidad y al trabajo decente, una situación “inaceptable”, según Ryder.

Un cóctel de creciente desigualdad, bajos salarios e incertidumbre en la inversión empresarial está dificultando la recuperación, añade. “Si los bajos salarios llevan a las personas a consumir menos, y las inversiones siguen siendo débiles, esto tiene un impacto negativo en el crecimiento”, señala el secretario general de la OIT.

“En algunas economías avanzadas, la desigualdad de ingresos se está aproximando a los niveles registrados en algunas economías emergentes”, destaca. Por el contrario, matiza, algunas economías emergentes han logrado progresos en la reducción de sus altos niveles de desigualdad.

Con todo, la desigualdad de ingresos seguirá ampliándose, con el 10% más rico de la población del mundo generando entre el 30% y el 40% del total de ingresos, mientras que el 10% más pobre apenas alcanza entre el 2% y el 7% de los ingresos.

Alto riesgo de conflictividad

La OIT señala que esta situación ha “minado” confianza de los Gobiernos, y mantienen “alto” el riesgo de conflictividad social. En particular, el malestar es mayor en aquellas regiones donde el desempleo juvenil o está aumentando rápidamente, advierte.

El informe señala que el malestar social asociado al desempleo juvenil es hoy un 10% más alto que antes de la crisis. Incluso en los países que gozan de mejor situación, como las economías desarrolladas y las zonas del Suroeste asiático y Pacífico, los niveles de malestar social se encuentran “muy por encima” de los valores históricos, enfatiza.

Futuro “preocupante” del empleo

Finalmente, la OIT enumera los próximos desafíos a los que se enfrenta el planeta, entre ellos el envejecimiento de la población y con ello de la oferta de mano de obra, así como un cambio de calado en el tipo de conocimientos que se exigen para trabajar.

Así, los empleos mecánicos o rutinarios que exigen cualificación media como contables o administrativos están disminuyendo; mientras por el contrario aumentan los menos cualificados como el cuidado de personas o la seguridad, y los más cualificados como abogados o ingenieros informáticos.

“Las tendencias que observamos son preocupantes”, concluye Ryder. “Pero es posible mejorar” si se abordan debilidades, como la falta de demanda, el estancamiento de la zona euro, y la falta de certeza para las inversiones productivas sobre todo de las pequeñas empresas, así como las “crecientes” desigualdades, concluye.

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