Todos conocemos historias de gente que, tras dedicarse durante años a algo y teniendo una carrera profesional exitosa, cuelga los hábitos y da un giro de 360 grados a su vida. Los hermanos que están al frente de esta pyme, Castillo de Canena, son un ejemplo de lo anterior. Rosa y Paco Vañó desarrollaban cada uno sus carreras, ella como directora de la unidad de Carbonatados en Coca Cola y él, como directivo en Santander. “Pero cuando Rosa cumplió 40 años le entró lo que ella llama una pájara existencial, dejó su puesto, convenció a su hermano y ambos se replantearon el negocio familiar”, comenta Clara García, de Castillo de Canena. El negocio familiar es una explotación que el padre tenía, 2.000 hectáreas de olivo, de donde vendían aceite de oliva a granel casi como hobby. En 2005 fundan la empresa, cuyo nombre viene del castillo familiar que tienen en el municipio de Canena, en Jaén y hoy venden su aceite a 42 países: Inglaterra, Estados Unidos y Japón son sus principales mercados. Además, según la guía italiana Flos Olei, son de nuevo, uno de los mejores aceites del mundo. “Con 98 puntos sobre una puntuación total de 98”, añade. Al año producen unas 250.000 botellas. ¿Dónde encontrarlas? “En el club gourmet de El Corte Inglés, Harrod’s, Dean & Deluca, Mitsukoshi… También en restaurantes de alta gama, tanto de estrellas Michelin como de ticket medio-alto”, dice. Entre sus clientes están Dani García, Paco Roncero, Mario Sandoval…
Y el aceite destaca no solo por su calidad y sabor, sino por unas botellas de lo más vanguardistas: “Rosa trabaja en los nuevos conceptos y nuestras creativas los plasman”. La referencia que más venden es Reserva Familiar, tanto en sus variedades Picual como Arbequino. Además, son unos innovadores: cuentan con un aceite Arbequino al humo de Roble, infusionado con maderas de roble, haya y abedul. “Quisimos darle un toque dulce como tostado, a caramelo. Se nos ocurrió la idea porque había muchos cocineros que ahumaban el aceite en su restaurantes, así que decidimos dárselo ya hecho”, dice. En la compañía, que facturó 1,7 millones de euros en 2014, trabajan ocho personas. Cada año lanzan un nuevo aceite, que por concepto son diferentes, como el Royal, la Cata Horizontal, el ahumado o el nuevo biodinámico. “Ahora también, por ejemplo, estamos reforestando el entorno del olivar de bosque mediterráneo, utilizando el propio material genético autóctono de nuestra finca”, finaliza. Con todos estos esfuerzos no es de extrañar que este aceite una delicatesen.