La sociedad civil se está convirtiendo en la coartada y justificación de opiniones de toda índole. Desde la sociedad civil es perfectamente posible analizar problemas, diagnosticar situaciones, criticar a unos y a otros e incluso proponer alternativas y soluciones, pero lo que nadie puede hacer es arrogarse su representación y convertir sus opiniones particulares, por legítimas que sean, en representativas del conjunto de la sociedad, especialmente en un país con un tejido asociativo tan poco desarrollado como España.

Desde algunos ámbitos privados, individuales o colectivos, generalmente reticentes ante la acción de las Administraciones y del poder político, se trasladan a la opinión pública posiciones y planteamientos que pretenciosamente califican como “la visión de la sociedad civil” o algo similar, cunado, en realidad, nadie está legitimado .para hablar en nombre o representación de una realidad que es, por definición, heterogénea y plural.

La Sociedad Civil no es más que el conjunto de organizaciones y asociaciones cívicas y sociales, de adscripción voluntaria, que actúan como mediadores entre los ciudadanos y el Estado, sin aspirar al poder político. Son ciudadanos organizados que han creado o encontrado un cauce de participación democrática, pero no directamente política.

Consecuentemente el concepto y el término de sociedad civil da cobertura a todo tipo de opiniones, creencias, ideologías, posicionamientos y, por ello, es muy improbable que alguien pueda sin más actuar como portavoz de ese conjunto. Pero también es cierto que, cuando un país cuenta con ciudadanos participativos y comprometidos, con un fuerte tejido asociativo,

existe una sociedad civil fuerte que, con toda su pluralidad, es un elemento dinamizador del debate sobre los asuntos públicos y que, sin duda puede influir sobre el poder político, aunque cada actor hable exclusivamente por sí y por aquellos que se adhieran libremente a sus opiniones.

La Sociedad Civil desde luego no son los ciudadanos individuales, por grandes que sean sus méritos y sensatas sus propuestas y por mucho consenso que susciten. Como tales tienen derecho a expresarse individual o colectivamente, pero su opinión, formulada desde la sociedad civil, es suya, pero no atribuible a la llamada Sociedad Civil.

No tomemos el nombre de la Sociedad Civil en vano y ayudemos a fortalecerla y dinamizarla. Cuando mayor sea la participación de los ciudadanos en los asuntos que les afectan, más cerca estaremos del ideal democrático.