Genworth alerta de las consecuencias de la gran inestabilidad laboral

18/03/2015

Miguel Ángel Valero. "Las entidades financieras no pueden dar créditos sin un adecuado análisis y diversificación de los riesgos", señala su director general, Ernesto López.

La morosidad ha comenzado 2015 en el 12,54%, el menor nivel desde agosto de 2014, encadenando cinco meses de descensos. Ya está lejos del máximo histórico de diciembre de 2013, el 13,6%, pero continúa siendo muy elevada.

El saldo de crédito sigue bajando debido a que las nuevas concesiones todavía no son capaces de compensar las amortizaciones. Sin embargo, a medida que se produzca una normalización del crédito en este sentido, iremos viendo cómo la morosidad se va situando en niveles más lógicos y mejor gestionables por las entidades financieras.

Pero la reducción de la morosidad sólo se producirá con una verdadera recuperación de la economía. En este sentido, Genworth, como especialista en seguros de Protección de Pagos, quiere alertar sobre hechos que van a influir en la evolución de la morosidad.

Por una parte, los bajos tipos de interés animan a la financiación. Ahí están algunas ofertas de entidades, o la denominada ‘guerra’ del crédito, muy concentrada en hipotecas, financiación de consumo, o pymes y emprendedores.

Es indudable que al facilitar el acceso a la financiación se contribuye al crecimiento de la economía, lo que crea empleo, y también fomenta la demanda interna, el consumo, la inversión por parte de las empresas. Pero basta recordar la crisis, de la que todavía estamos saliendo, para insistir en que  las entidades financieras no pueden dar créditos sin un adecuado análisis y diversificación de los riesgos. Y que los ciudadanos no pueden endeudarse más allá de su capacidad de ingresos. El crédito o el endeudamiento deben ser responsables, tanto por el lado de la oferta como también por el de la demanda.

Es cierto que esos bajos tipos generan cuotas mensuales más reducidas en los créditos, lo que dificultará la aparición de impagos en las fases más tempranas del proceso de amortización. También lo es, y Genworth hace en esto un especial hincapié, que en España aún existe una gran inestabilidad laboral que condiciona tanto el acceso al crédito como su amortización. Este es un riesgo de morosidad oculto, no siempre adecuadamente valorado.

Para que haya crédito, se necesita la seguridad de que éste se va a poder pagar. Y la mejor garantía de poder cumplir con los compromisos financieros asumidos es un seguro de Protección de Pagos, que cubre la amortización del crédito, incluso en las peores situaciones de deterioro de los ingresos de una persona, como son las generadas por el paro o por una enfermedad grave.

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