El vermut salta del aperitivo a la mesa

10/04/2015

Miguel Ángel Valero. Una receta familiar de los hermanos Muñecas, de Bodegas Sanviver, es capaz de animar cualquier comida.

La hora del vermut va dejando paso a utilizar lo que en la Edad Media describían como “vino de hierbas” en las comidas. La bebida que dicen que fue inventada por Hipócrates al maridar en vino flores de ajenjo y hojas de díctamo ya no sólo sirve para acompañar a las aceitunas, los boquerones en vinagre, los pepinillos o las patatas fritas del aperitivo que abre el apetito antes del almuerzo.

Los hermanos Muñecas, de Bodegas Sanviver, proponen con Vermut Zarro dar definitivamente el salto del aperitivo a la mesa. Un vermut que surge de una receta familiar se formula como acompañante de platos como las croquetas de rabo de toro o de morcilla, las alitas de pollo, pero también de las brochetas de atún rojo, los canelones de cecina e incluso el sushi.

El vermut ya no es sólo una bebida para las banderillas, las bombas o la tortilla. Y se atreve con platos de la comida china, japonesa o tailandesa. “Un buen vermut aguanta perfectamente una comida completa”, asegura Carlos Muñecas.

La fórmula creada en 1968 por los Muñecas y se plasma en vinos de Madrid se ha concretado en Zarro, que se presenta en tres modalidades: blanco, rojo, y reserva. Y cuenta con una edición limitada, Gran Reserva. El gran acierto es mantener en botella las virtudes del vermut de grifo, sin perder de vista el objetivo de esta bebida, que es “abrir el apetito”, como recuerda Carlos Muñecas.

vermut ZarroLa clave de Zarro está en las hierbas aromáticas, que son las que aportan el sabor al vermut, y que son seleccionadas una a una. El blanco tiene hierbas aromáticas, especias y cítricos. El rojo, hierbas aromáticas maceradas en barrica de roble. El reserva cuenta con hierbas aromáticas, especias y flores, con una maceración especial en barrica durante cinco años. En el vermut no está legislada la reserva como en el vino, y cada maestrillo tiene su librillo.

El resultado es un vermut, en cualquiera de sus modalidades, que no cansa. Los Muñecas han conseguido con Zarro un vermut ligero, fragante, aromático, frente a otros que se hacen difíciles de tomar en una comida porque son demasiado potentes aunque puedan ser ideales para el aperitivo y para abrir el apetito.

Zarro es un vermut sencillo de beber, un vino de hierbas que puede estar presente en toda la comida, no sólo en el inicio. Tiene buen aroma, deja sabor, una sorprendente sensación en boca, y es una bebida confortable.

El blanco ofrece aromas de cítricos, canela y vainilla. El rojo sorprende por su sabor, intenso, carnoso. El reserva recuerda a uvas pasas y a naranja amarga. Todos ofrecen el atractivo del vermut de grifo, con la ventaja de estar embotellado.

Zarro se exporta ya a más de 20 países, basando su éxito en esa triple faceta: aperitivo o vermut clásico; comida como propuesta innovadora; y, en un planteamiento más profesional, como elaboración de cócteles.

 

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