El encuentro se ha escenificado con un simbólico apretón de manos. Después ambos líderes se han sentado a dialogar. Obama ha agradecido a Castro su «espíritu de apertura» y ha defendido «ir hacia una apertura transformando nuestra relación basándonos en el respeto mutuo».
«Mi política será la de asegurarme que de el pueblo cubano sea un pueblo próspero y que pueda entablar una conexión con el resto del mundo (…). A medida que haya más intercambio a nivel comercial, va a haber un contacto más directo, mayor conexión entre los pueblos, va a reflejar positivamente los cambios», ha argumentado.
Obama ha reconocido que «seguirá habiendo diferencias profundas y significativas entre nuestros gobiernos, pero con el tiempo podemos pasar esta página entablando una buena relación entre los dos países».
Mientras, el dirigente cubano ha abogado por la paciencia y la voluntad de avanzar en el diálogo. «En algunas cosas estaremos de acuerdo y en otras no», ha advertido, por lo que ha apuntado a que algunas cuestiones se resolverán a más largo plazo.
«Esperamos que nuestros diplomáticos tengan contacto con mayor regularidad. La tarea va ser seguir normalizando nuestra diplomacia, al punto de abrir una embajada en La Habana y los cubanos una en Washington», ha explicado.
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