Uno de mis maestros en esto de la Bolsa solía decir que «mañana es muy posible que tenga la respuesta a la pregunta, pero que sea demasiado tarde para que me sirva de algo» y en una sesión como la de hoy es más de aplicación que nunca. Todo comenzó con un nikkei japonés sufiendo la tercera mayor caída de su historia, más del 10%, en medio de la histeria colectiva por la crisis nuclear. Y siguió con una apertura europea cercana al aquelarre y una sensible recuperación tras la apertura americana que, sin embargo, no pareció suficiente indicio de nada.

¿Qué han querido decir los mercados con ese intento de recuperación de la tarde? ¿Sugieren que los mínimos se han tocado ya o es el simple efecto de los operadores intradiarios buscando sus gangas del día? Seguramente mañana sabremos algo más, incluso esta noche a la hora de cerrar Wall Street, pero a la hora de redactar estas líneas no tenemos ni idea de nada.

El Dax ha bajado mucho más de lo razonable como para pensar en una rápida reacción y el pánico ha presidido la operativa durante buena parte de la mañana. ¿Y sin el Dax se conseguirá una reacción? Pues vaya usted a saber, porque el índice alemán tiene un gran peso pero lleva ya semanas renqueante, mucho antes del terremoto japonés. El Footsie tampoco está para tirar cohetes y aunque su caída ha entrado en términos más razonables al cierre, los británicos siguen aquejados de varios males, resumidos en el mal momento de las mineras, que allí pesan mucho, y de la mayor parte de los «retailers», que todavía pesan más. El CAC, por su parte, no es un índice en el que uno pueda confiar abiertamente, pues tiene la mala costumbre de dar dos de arena por cada una de cal y además ayer se alineó en el «sector duro» de los bajistas.

¿Y el Ibex? Siempre me hago la misma pregunta y siempre obtengo parecidas respuestas. El selectivo español atraviesa por una fase voluntariosa, pero hace ya mucho tiempo que esas fases no coinciden con las del mercado. El Ibex se empeña últimamente en ser el menos malo en las bajadas y el peor en las subidas. Gasta demasiada energía en la contención y se agota rápidamente en las fases alcistas. Y eso cuando no le dan abiertamente los de siempre, léase Moody’s y otros soplagaitas por el estilo.

Por todo ello el panorama es más que confuso y una vez más vamos a tener que esperar a Wall Street. El Ibex, que llegó a dejar su pérdida en sólo el 0,50%, cerró con pérdidas del 0,83% tras una subasta de cierre de lo más manipulada que he visto en los últimos tiempos. Fue, con gran diferencia el mejor de los mejores y si no se lo creen, comparen. El Dax se dejó la friolera del 3,19%, aunque para consuelo de algunos llegó a perder más del 5% a media mañana. El FTSE, perdió un 1,38% y el CAC bajó un 2,51%. ¿Es rozar el pánico o sumergirnos en él? Ya les dije al principio, las respuestas es posible que las tengamos mañana.