El dinero para I+D no es gasto, es inversión

16/03/2011

José María Fernández-Rúa.

Mientras Elena Salgado, vicepresidenta segunda del Gobierno y máxima responsable de economía, no asimile que el dinero que se destina a la investigación y desarrollo no es gasto, sino una inversión necesaria para que España no vuelva a ser un país subdesarrollado, estamos vendidos, perdidos o cualquier otro adjetivo que quieran poner. Al Gobierno se le llena la boca de que hay que apoyar la investigación y la innovación; pero cuando llega la hora de la verdad no hace absolutamente nada. ¿Por qué? Posiblemente la vicepresidenta Salgado tenga una explicación, pero no se molesta en darla, simplemente sonrie, sonrie siempre, en un gesto inocuo, mirando la vacío.

Hoy, miércoles 16 de marzo de 2011, el Congreso de los Diputados dará luz verde a la ley de la Ciencia, en un debate de puro trámite que ni siquiera se reproducirá en el pleno de la Cámara, ya que la Comisión tiene competencia legislativa plena. El texto, perfectamente consensuado entre el Gobierno y el PNV, es un pequeño paso –lo dicen todos, hasta algunos diputados socialistas- hacia algo que podría haber sido un marco ideal para fomentar y asentar, de verdad, la investigación en España.

La diputada de Convergencia i Unió Inmaculada Riera, joven pero avezada abogada, luchadora infatigable desde hace años en pro de las ayudas fiscales a la investigación, posiblemente no agote energías en el debate de hoy, porque nada se puede hacer. Como tampoco se modificará el texto, dentro de una semana, cuando se vea en el Senado antes de regresar, intacto, a la Cámara Baja para su publicación, a finales de marzo, en el Boletín Oficial del Estado.

Tengo la oportunidad, y lo voy a hacer, de recordar la magnífica intervención que tuvo, en septiembre de 2009, Inmaculada Riera en el Congreso, cuando protagonizó una interpelación a la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia. Con el objetivo de que la innovación debe ser el factor determinante de la recuperación, el eje central de la transformación de nuestro patrón de crecimiento y una variable incondicional de la competitividad y la productividad de nuestro sistema, a corto, medio y largo plazo, la diputada Riera interpeló –como apostilló- de forma constructiva a la ministra Garmendia, en la creencia de que la innovación debe entrar –lo dijo entonces- en el paquete de medidas para salir de la crisis económica.

No voy a ir al detalle, porque para eso está el Diario de Sesiones del Congreso, por si alquien quiere consultarlo, pero sí hago hincapié en que, ya entonces, Inmaculada Riera y también otros parlamentarios como Blanca Fernández Capel, del Partido Popular, intentaron en vano que el Gobierno reconociese el crédito fiscal para apoyar la investigación, el desarrollo y la innovación, como ya ha hecho Francia con mucho éxito. Porque, digámoslo pronto, un estimulo fiscal se diluye y pierde eficacia por falta de inmediatez. Esto es lo que sucede ahora con los estímulos fiscales en I+D, que únicamente son efectivos cuando se tienen bases imponibles y cuotas positivas. Y, generalmente, las empresas que invierten en investigación biomédica, por ejemplo, no las tienen, sino que pretenden conseguirlas de la propiedad actividad de la investigación y el desarrollo. No olvidemos que, por regla general, tardan entre diez y quince años en conseguir que un principio activo se convierta en un fármaco que pueda comercializarse. Y esto, si hay suerte, y no se cae en este largo camino…..

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