Por si las cosas no estaban suficientemente complicadas, añadimos leña al fuego bajista. A primera hora, los innombrables bajan el «rating» de Portugal dos escalones, horas antes de una subasta de deuda. Cuando parecía que el mercado estaba por la labor de recuperar, los datos americanos de nuevas construcciones de viviendas fueron lamentables. Y para remate, casi sin tiempo para reaccionar, los informes de la UE sobre la situación en Japón y su central nuclear invitan más al pánico.

Lo peor de todo es que el día comenzó con reacción y los índices europeos intentaron seguir la estela de la subida de la Bolsa de Tokio, pero está visto que ahora toca bajar y se baja. Lo peor es que cuando llegue el momento de subir, lo harán sin previo aviso y cogerá despistados a casi todos, menos a los de siempre, claro.

¿Qué se puede hacer? Sinceramente, aparte de cruzar los dedos, absolutamente nada. Si siguieron mi consejo de días atrás y ciñeron los stops, les habrán saltado ya varios y espero que en beneficios. Si no, este ya no es momento de vender y casi mejor esperar a que salten los que quedan. Las ventas en pánico son siempre malas consejeras, a no ser que uno asuma las pérdidas, haga tabla rasa y comience de cero de nuevo.

El panorama de los mercados europeos es en estos momentos un sisnsentido tan grande como que el fondo de mercados ea alcista y se impongan caídas más allá de lo que invita a pensar en una simple corrección. Cierto es que se ha juntado todo y que nunca antes se había vivido una crisis nuclear de estas magnitudes (y retransmitida casi en directo), pero la última barrera que queda por saltar parecen ser los 6.500 puntos del Dax, cuando hace nada estábamos en los 7.400.

En fin, que los cierres fueron tan lamentables que casi no merece la pena ni mencionarlos, pero habrá que hacerlo. El ibex, que en jornadas anteriores intentó resistir, bajó un 2,3% dinamitado por la rebaja del «rating» portugués. El Dax se dejó un 2.01%, el CAC un 2,05% y el FTSE lo hizo algo mejor, cayendo «sólo» el 1,43%.