La ensaimada a la conquista de Japón 

30/04/2015

Carmen Duerto.

 

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mallor2Con 84 años a sus espaldas, la tercera generación de una familia de pasteleros que nació en un barrio popular de Madrid, ponen una pica a 10.000 km de la casa madre, en Japón “la meca del consumismo, donde no se regalan flores sino dulces” matizan Miguel y Carmen Moreno, propietarios de las pastelerías Mallorca. Acaban de inaugurar su primera tienda en el extranjero, 300 metros cuadrados en una zona comercial que transitan diariamente medio millón de personas. Se han propuesto con su marca España, poner de moda en Japón para desayunar, la ensaimada y para comer, el bocadillo de jamón ibérico. Carmen Moreno, consejera delegada y tercera generación de la familia, cuyos viajes familiares alrededor del mundo son gastronómicos, acaba de regresar de Tokio, descontrolando un poco los cuadriculados esquemas orientales “las mujeres son casi transparentes en los negocios. Yo llego, les doy dos besos y mi opinión, que tiene tanto peso como la de mi hermano Miguel.”

¿Qué fue primero el huevo o la gallina?

Nuestro socio japonés se pasó un año estudiándonos sin que nosotros lo supiéramos. Cuando finalmente nos contactó nos caímos bien. Le gustaba nuestra pastelería y la colección tan inmensa de bocadillitos, que, incluso para Japón, hemos reducido más porque ellos consumen en el momento, no conciben que sobre la comida y guardarla aunque sea para cenársela unas horas más tarde.

¿Por qué han tardado 84 años en salir de Madrid?

Llevábamos tiempo buscando oportunidades para internacionalizarnos. Nos habían ofrecido montar “chiringuitos” en una gran superficie, pero eso no lo queríamos. Nosotros queríamos hacerlo bien, montar un obrador para crecer porque es muy fácil vender bombones o conservas, pero es muy difícil fabricar pan o bocadillos en Japón. Queremos dar una buena imagen de nuestro país y de ahí que hayamos rechazado muchas ofertas.

Carmen Moreno

Carmen Moreno

¿Cuántos españoles envían a Japón?

Llevamos año y medio enviando a nuestros cocineros y pasteleros a Tokio y a su vez, recibiendo personal oriental que previamente ha trabajado en negocios de gastronomía occidentales para formarlos aquí. En estos primeros meses habrá dos pasteleros nuestros y nosotros iremos todos los meses.

¿Qué han tenido que modificar para el paladar oriental?

Hemos quitado sabor en algunos productos, reducido tamaño y hemos basado mucho la oferta en la ensaimada. A los japoneses les gustan los bollos rellenos, así que hemos creado ensaimadas con naranja, castañas, chocolate y de ron con pasas. Nosotros no queremos hacer pastelería japonesa porque nos quieren por ser occidentales en Asia.

¿Qué les envían desde España?

No es difícil encontrar producto español en Japón porque hay muchas empresas que ya están asentadas allí y lo que no, lo enviamos, como las conservas, bombones o caramelos, el resto lo elaboramos allí en nuestro obrador. El jamón no tiene competencia en el mundo y allí lo veneran, no es difícil de encontrarlo y buenos vinos españoles también.

¿Dónde están ubicados?

mallora1Estamos en una estación de tren por la que pasan diariamente medio millón de personas al día y es el barrio con la mayor renta per capita de Japón. A mitad de camino entre Tokio y Jokohama. Allí todo el mundo se mueve en tren y las zonas mejores son las cercanas a las estaciones. Lo más difícil ha sido encontrar el local, nuestro casero es una compañía ferroviaria propietaria de dos millones de metros cuadrados comerciales en alquiler. Nos impresionó que vinieran sus directivos durante 24 horas a España para conocernos y darnos la autorización para alquilarnos el local y nos lo han dado de categoría A, que es la mejor. Somos vecinos pared con pared de Zara.

¿Cómo es esta embajada gastronómica española en Japón?

La tienda tiene 300 metros cuadrados, con terraza y damos trabajo a 40 personas. Nuestro tirón serán las ensaimadas y los bocadillos porque no han tenido costumbre de comer pan. Comen dulces con menos azúcar, más nata, menos mantequilla y con trocitos de fruta. Les parece que es un dispendio que sobre comida, compran lo que van a comer en ese momento. El uniforme, los logos, las bolsas y la entrada son completamente iguales que en España y  también intentaremos implantar los productos de temporada nuestros; turrones, torrijas o monas de Pascua.

¿Se instala algún miembro de la familia en Japón?

A vivir no, iremos una vez al mes para controlar que las cosas se hacen como hemos fijado. Nosotros nos guiamos por los sistemas de trabajo, no en las genialidades de las personas. Un buen sistema de trabajo hace que las cosas salgan bien porque siempre con trabajos especializados y recetas claras, indistintamente de quien las haga, las cosas salen perfectas.

¿Ha sido difícil ponerse de acuerdo?

Con los japoneses se discute mucho y se hace mucha tormenta de ideas. Nos cuesta mucho consensuar porque no se dejan convencer, pero una vez marcadas las pautas se siguen escrupulosamente hasta el final. Nos han preguntado hasta el detalle más nimio, que también ha sido una forma de probarnos, de tomarnos la medida.

¿Qué hábitos quieren cambiarles?

Las pastelerías abren muy tarde en Japón, nosotros empezaremos a las siete de la mañana porque queremos que desayunen un bollo y coman un bocadillo de jamón. Queremos cambiarles sus hábitos, que dejen de hacer cosas raras y que el ramen, los fideos, dejen de ser la comida nacional. La tortilla de patatas nos costará más porque ellos no conciben perturbar el sabor del huevo y no suelen comer patatas, ni tomate crudo.

¿Tienen muchos pretendientes?

Queremos salir a otros países, es rara la semana que no recibamos una oferta y especialmente durante el mes de mayo. A la feria de San Isidro viene muchísimo extranjero a Madrid y todos los días nos hacen ofertas para instalarnos en los países árabes, Latinoamérica y Oriente.

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