La práctica papelística de los líderes tiene interés. “Mis papeles los escribo yo”, le dijo Mariano Rajoy a Pedro Sánchez antes de recomendarle que escriba los suyos y no se deje engañar, pues “es mentira” que haya medio millón de jóvenes españoles buscándose la vida en el extranjero por falta de oportunidades de empleo en el Reino de España. “Son 24.638, según los datos del INE”, aclaró el pontevedrés. El presidente del Gobierno se refería al último año y a los menores de 25 años. El secretario general del PSOE se refería a los tres años y medio de legislatura y a los menores de 34 años. Resumen: dialéctica de besugos.

Rajoy contestó al portavoz suplente de UPyD Carlos Martínez Gorriarán que Bankia se va a privatizar sin ninguna duda, pero “la privatizaremos en el momento en que tenga mayor valor de mercado”. El suplente de Rosa Díez en la sesión contrapuso el compromiso del propio Rajoy de devolver a los ciudadanos los 65.000 millones del rescate bancario con la realidad que indica que, de momento, sólo han recuperado unos 4.000 millones con las reprivatizaciones, cuyo saldo está en 58.859 millones en contra del Estado y, por consiguiente, de la sociedad española. Pero Rajoy se defendió diciendo que tenemos diez años para pagar y el tipo de interés no pasa del 1%, lo cual es magnífico según el gobernante que afirmó que “el rescate no va a costar un euro a los españoles”.

A propósito de pérdidas, lo que los vascos no quieren perder es su excelente sistema de Formación Profesional ni sus competencias de gestión y supervisión –también de bonificación a la Seguridad Social– en las empresas que lo aplican. Así lo expuso el portavoz del PNV, Aitor Esteban. Rajoy le tranquilizó diciendo que el objetivo de la nueva ley de FP no es quitarles competencias sino crear empleo. Menudo alivio.

Sobre el empleo de los jóvenes detectó el socialista Sánchez “negligencia” gubernamental en la aplicación del llamado en el argot burocrático de la UE “plan de garantía juvenil”, pues sólo el 4% de los jóvenes en paro han recibido alguna ayuda de aquellos fondos anunciados hace dos años y arbitrados hace uno con gran alarde propagandístico. Rajoy no contestó ni tampoco replicó concretamente a las dificultades que en materia de formación ha añadido el Gobierno con la subida del 40% de las tasas universitarias, el recorte del 20% de las becas y la reducción de 60 a 35 millones de euros de las Erasmus. Las becas que colocaron a España a la cabeza de la europeización de la juventud han pasado a mejor vida. Ahora sólo europeizan a los que tienen dinero para pagarse el aprendizaje de idiomas. Los demás, se europeizan sin ayuda, currando en lo más tirado, como de hecho se puede comrobar en cuanto uno pisa Londres, Berlín, Frankfur o Munich. Es la rueda de la precariedad, el pasaporte o el INEM, que dijo Sánchez antes de añadir en tono electoral que dentro de poco esos dos millones de jóvenes dejarán sin empleo a Rajoy y a su gobierno. Ya veremos.

Cuando de la letra se pasó a la imagen, el diputado socialista valenciano José Luis Ábalos mostró al ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristobal Montoro, autor de la ley de reforma local que suprime las entidades menores y transfiere los servicios sociales de los Ayuntamiento de menos de 20.000 habitantes a las Diputaciones, una fotografía con un trío de ases: el expresidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, en la cárcel, abrazando a los expresidentes de la de Alicante, José Joaquín Ripoll y a su sucesor Alfonso Rus, ambos desalojados por corrupción y en capilla judicial. “Eso es señal de que las instituciones funcionan, señoría”, le replicó Montoro. Y a continuación contratacó: “Ustedes generalizan situaciones personales y embarran y ensucian la política española; eso es lo que están haciendo, enfangar”. Sólo era una fotografía.

El caso es que cuando se pasó de la letra y la imagen a las cifras y Antoni Such se interesó por el falseamiento del déficit por valor de 1.800 millones de euros en la Comunidad Valenciana, con una técnica similar a la derecha en Grecia, Montoro se atribuyó el mérito de haberlo descubierto y comunicado a la Comisión Europea, que nos calcará la consiguiente multa, aunque se recurrirá hasta la última instancia porque, según el ministro, “no hubo voluntariedad”. Error involuntario, o sea.

Poco más dio de sí la sesión de control al Gobierno si descontamos la aclaración del ministro de Hacienda de que el recorte de 3.200 millones de euros a los ayuntamientos que figura en el plan de estabilidad remitido a Bruselas no supondrá un aumento de impuestos, pues, según Montoro, la recaudación tributaria va muy bien y subió el 4% en el mes de abril. ¿Albricias electorales o realidad? “¡Miedo me dan!”, exclamó el socialista Pedro Saura. Con ese verbo incisivo que natura le dio volvió Saura a pedir la lista de amnistiados y la dimisión del ministro. Pero Montoro, turris burris. Errando en el género por respeto al refrán contestó: “¡Y vuelta la burra al trigo!”