La caída del precio del petróleo ha empujado al Sultanato de Omán, que invierte en el exterior a través de su fondo soberano, a vender el 5% de su participación en Enagás para obtener liquidez. Si bien los países del Golfo Pérsico son básicamente aliados de Arabia Saudí en su política de mantener las cuotas de producción de crudo pese a la caída de precios, la reducción de ingresos por esa trayectoria le está pasando factura.
Omán ha logrado unos ingresos de 314,4 millones de euros, cifra que más que duplica lo que pagó a Gas Natural en 2009, cuando entró en el capital de la empresa que preside Antonio Llardén. Entonces invirtió 155 millones que abonó a Gas Natural, que tuvo que abandonar su posición en Enagás por exigencias de las autoridades de la competencia. Además de las fuertes plusvalías obtenidas en esta transacción, otro dato que ha empujado a Omán a materializar esta venta es que se trataba de uno de los activos más líquidos de la cartera de su fondo soberano.
De hecho, la demanda en la colocación, que ha sido dirigida por Citi y Deutsche Bank, ha superado en varias veces la oferta. Los compradores en encuentran en el colectivo de los que ya son principales accionistas de Enagás: fondos de inversión de Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia, Holanda o Canadá, que cuentan con más del 80% del capital de la empresa gasista.
Si bien la colocación se ha realizado con un descuento del 2,5%, las acciones de Enagás no han reflejado este miércoles -20 de mayo- ese porcentaje en su cotización en Bolsa, reduciendo la caída al entorno del 0,5%.
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