Expertos del sector financiero están siendo de nuevo contactados por el Banco de España, a través de personas interpuestas, para sondear su disponibilidad a dejar sus actuales ocupaciones, o volver a estar activos en el caso de los prejubilados, por si fuera necesario enviarlos a que se hagan cargo de la gestión de alguna caja de ahorros que, a pesar de haber iniciado procesos de acercamiento con otras entidades, no acaban de avanzar todo lo rápido que quisiera la autoridad monetaria.

El proceso de reducción del número de cajas de ahorros existente, que ha pasado de 45 a 19, avanza a trompicones. Aunque la mayor parte de las entidades entendían que debía llevarse a cabo una concentración de la actividad apenas se ponían manos a la obra hasta que el Banco de España advirtió, en casos concretos, de posibles intervenciones si no se tomaban los acuerdos necesarios para llevarla a cabo.

En paralelo a estas advertencias, el banco dirigido por Miguel Ángel Fernández Ordóñez, llevó a cabo la creación de varios equipos de personas dispuestas a ‘ocupar’ de manera inmediata las entidades que el banco considerara que era necesario. Así pasó con Caja Castilla La Mancha, transformada hoy en un banco propiedad de Caja Astur, y con Caja Sur, adjudicada a la vasca BBK después de ser gestionada por personas designadas por el Banco de España y cuyo mandato termina el próximo primero de enero.

{destacado}Antes del verano, y debido a la finalización del periodo en el que las cajas podían presentar sus planes de integración y solicitar ayudas al FROB, se produjo una fuerte aceleración del mismo y parecía que se habían solucionado los problemas planteados por algunas de las cajas que quedaban en peor situación.

Pero todo parece indicar que, pasado el susto y obtenidas las autorizaciones administrativas y el dinero de las ayudas del FROB, vuelven a aparecer palos en las ruedas en algunos de los procesos de fusión o de creación de SIP.  Y ello ha provocado que se vuelva a pensar en que el Banco de España tendrá que volver a demostrar su autoridad presionando a algunas de estas entidades para que avancen más deprisa o lo haga alguien por ellas.

Es curioso que, al tiempo que aumenta la presión del Banco de España, haya sido el presidente del Banco Santander, Emilio Botín, quien haya dicho en público que el proceso de reestructuración de las cajas de ahorros no avanza a la velocidad adecuada y que ello puede generar un deterioro progresivo de las entidades.

Los intentos por mantenerse en el poder, a pesar de haber fracasado estrepitosamente en la gestión de algunas entidades, o la puesta en marcha de inversiones o de gastos no necesarios en unos momentos en los que las entidades deben aquilatar al máximo sus costes, son algunas de las cuestiones que preocupan a las autoridades monetarias y las que las han llevado a volver a pensar en la posibilidad de desplazar  a personas que se encarguen de la gestión en estos momentos.