En España no está extendido a nivel popular pagar por asesoramiento financiero. Sobre todo porque el ahorro se destina principalmente a la vivienda y el financiero a los depósitos, aunque proliferan los fondos de inversión. Los asesores financieros son terreno exclusivo de grandes patrimonios. Pero esto podría cambiar con los robo-advisor o, lo que es lo mismo, los asistentes en línea de bajo coste que gestionan de forma automática inversiones (un complejo algoritmo se encarga de asignar los activos en función del perfil inversor). Así está pasando al otro lado del charco.
«En Estados Unidos se ha puesto de moda, hay varias empresas que están apostando fuerte por esta tecnología. Son los nuevos google», explica Rafael García, socio de Serfiex, la pyme española conocida por el software de gestión de riesgos para bancos y aseguradoras Riskco, que acaba de ser implantado en la Bolsa Mexicana de Valores y próximamente llegará a Colombia y Chile. Aparte de expandirse por Latinoamérica, Serfiex desarrolla actualmente un robo-advisor, algo «extremadamente complejo, pero un paso obligado porque el futuro de la gestión de inversiones pasa por internet», apunta García.
En EEUU, Wealthfront y Betterment cuentan con los robo-advisors más potentes, aunque empresas como Personal Capital y FutureAdvisor también se han subido al carro. El coste del servicio resulta más económico que los asesores tradicionales o incluso gratuito. Por ejemplo, The Vanguard Group, uno de los mayores fondos de pensiones del mundo, acaba de estrenarlo después de dos años en pruebas. El inversor debe tener un saldo mínimo de 50.000 dólares y cobra un 0,30 % cada año por los servicios de gestión. Charles Schwab también ha lanzado su propio robot financiero y para utilizarlo sin abonar nada solo se necesita una inversión de 5.000 dólares. Algunos ofrecen servicios híbridos de máquinas y humanos (en el caso de Vanguard por teléfono y videoconferencias previa cita on line), pero otros, en cambio, solo con asistentes virtuales (Wealthfront, Betterment y FutureAdvisor). Estos últimos están orientados a los inversores millennials, los primeros nativos digitales y totalmente concienciados de la importancia de los servicios de asesoramiento financiero. Algunos exigen un depósito mínimo, otros nada. Wealthfront no cobra comisión de asesoramiento sobre los primeros 10.000 dólares y más allá de esa cantididad cobra el 0,25 % de los activos al año.
«En España, los robots consejeros están empezando», afirma Rafael García, experto con más de 20 años de experiencia en software financiero, outsourcing y formación. «En Serfiex nos adaptamos a los nuevos tiempos. Lo mismo que hemos hecho con el programa Riskco. En un principio estaba orientado a los riesgos financieros de entidades bancarias para cumplir con los requerimiento de Basilea III. Después llegó la versión para aseguradoras con motivo de la adaptación a Solvencia II, prevista para el 1 de enero de 2016». Otras empresas como T-Advisor y Feelcapital ya ofrecen asesoramiento financiero en nuestro país a través de plataformas digitales con robo-advisors.
MyPrivateBanking Research prevé que los robots asesores gestionarán activos por valor de 450.000 millones de dólares en los próximos cinco años. Y es solo el principio. Para Adam Nash, CEO de Wealthfront, y exempleado de LinkedIn, eBay y Apple, la inmensa mayoría de los inversores van a utilizar robo-advisors. Es más, quien no consulte antes con un ordenador para tomar decisiones financieras estará anticuado, dijo a Forbes. La tendencia, además, es complementar este servicio con otros también automatizados como la planificación financiera. «El fenómeno del robot asesor obligará a la industria tradicional de gestión de patrimonio a reconsiderar la creencia generalmente aceptada de que los clientes con mucho capital siempre prefieren el contacto cara a cara con su propio asesor personal», aventura MyPrivateBanking Research.
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